La Ilustración en el Caribe. Andrés López de Medrano: Filosofía y política 1-3

La educación…germen vivificante que desvanece las tinieblas, rompiendo las cadenas de la estupidez y acabando con los remanentes de la ignorancia ..

La educación…germen vivificante que desvanece las tinieblas, rompiendo las cadenas de la estupidez y acabando con los remanentes de la ignorancia…las universidades preciado abrigo de las ciencias…
Andrés López de Medrano.

La Ilustración ejerció un impacto significativo en la historia contemporánea. Este movimiento de la razón dirigido a liberar a los humanos de su minoría de edad, como dijo Kant en su obra ¿Qué es Ilustración? se proyectó en todos los ámbitos de la vida social, cambió el enfoque de los procesos económicos, revolucionó el área jurídico-política, transformó la práctica científica, marcó el horizonte filosófico y construyó una nueva perspectiva de lo histórico. Tanto en Europa como en América, mantuvo rasgos comunes como es la exaltación de la ciencia y los principios reformistas sociopolíticos y económicos. Sin embargo, como se desprende del libro Científicos criollos e Ilustración editado por Miguel Ángel Puig-Samper, Mª Dolores González-Ripoll Navarro y Diana Soto el movimiento de la ilustración en las colonias adquirió rasgos diferenciadores, la reivindicación de una identidad nacionalista frente a la metrópoli, la exaltación de su riqueza cultural prehispánica y el reconocimiento y estudio de su naturaleza.

En América Latina y el Caribe la Ilustración influyó en los grandes procesos históricos, políticos, sociales y culturales. En Santo Domingo impactó no solo en los procesos políticos de finales del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, sino que influyó en los intelectuales criollos como es el caso del filósofo Andrés López de Medrano quien tiene una significación de gran trascendencia en el campo de la historia de las ideas. En su pensamiento que es una expresión del contexto histórico generado por el pensamiento moderno-ilustrado de los siglos XVII y XVIII e inicio del siglo XIX encontramos diversos temas de carácter filosófico y político cuyos contenidos se mueven en términos histórico-contextual entre el Tratado de Basilea y sus consecuencias, la ocupación francesa y la reconquista, la Constitución de Cádiz y el período de la España Boba, la independencia efímera y la ocupación haitiana. Con la reseña de la vida de Andrés López Medrano inicio una serie en la que pretendo discutir su visión de la democracia, su idea de nación patria y dominicanidad y su accionar político en el marco de la proclamación del Estado independiente de Haití Español en 1821 y el inicio de la ocupación haitiana en 1822.

Filósofo, médico, profesor y munícipe, Andrés López de Medrano nació en 1780 en el seno de una familia de los estratos superiores de la clase dominante de Santiago de los Caballeros en ese momento en una coyuntura de auge a causa del incremento de las exportaciones de ganado a la colonia francesa y de la producción de tabaco, tanto para consumo en la metrópolis como entre los vecinos. Estudió en la Universidad Santo Tomás de Aquino, posterior Universidad de Santo Domingo donde llegó a desempeñar el cargo de Rector Interino (1820).

En 1805 tras la invasión haitiana encabezada por el presidente Jean Jacques Dessalines, López de Medrano marchó a Venezuela junto a parte de su familia, donde se graduó de Bachiller en Filosofía y Artes en la Universidad de Caracas en 1806. Regresó a Santo Domingo a finales de 1809 donde ejerció como médico. En 1811 fue designado regidor del Ayuntamiento de Santo Domingo.

En 1811 inició como profesor de Latinidad y Retórica en el Colegio Seminario de Santo Domingo. Aunque cabe destacar, que su carrera académica había iniciado en Caracas poco después de graduarse al ser designado profesor de filosofía por ausencia del titular de la asignatura. Cuando en 1815, por gestiones de José Núñez de Cáceres, fue reabierta la universidad, desligada del cuerpo eclesiástico y con exclusivo patrocinio gubernamental, López de Medrano fue designado profesor de filosofía.

Juró y celebró la Constitución de Cádiz de 1812 y fue promovido a síndico de la ciudad de Santo Domingo y a lo largo de los años siguientes se mantuvo vinculado a los asuntos municipales ya que en 1819 figuraba como alcalde de segunda elección de la ciudad.

En palabras de Roberto Cassá, fue “la primera figura que dio pasos prácticos para la defensa de la propuesta liberal, fundando el primer partido político de la historia dominicana, el Partido Liberal, dirigido a terciar en las elecciones de 1820”. En 1821 tomó partido por la causa independentista, junto a José Núñez de Cáceres, y tras declarar la independencia de España, solicitaron la adhesión a la República de la Gran Colombia.

Se trasladó a Puerto Rico en 1822 luego de la ocupación haitiana donde compuso dos textos de un carácter apologético del gobernador Miguel de la Torre: Apodícticos de regocijo y Proloquios o contratulación a los puertorriqueños.

Fue elegido síndico Procurador del Ayuntamiento de Villa Aguada en Puerto Rico. En 1837 fue inspector de escuelas públicas y miembro del Consejo de Salud de Puerto Rico. Desde 1839 hasta su muerte residió en Ponce, donde se destacó como munícipe. En 1852 se contó entre los fundadores del periódico El Ponceño primera publicación periódica de la localidad que duró dos años. Murió en 1856 en la ciudad de Ponce, Puerto Rico.

Fue un lector apasionado y de elevado nivel de erudición, su sólida formación se refleja en sus escritos donde es evidente la presencia del conocimiento de la historia y la filosofía griega y romana, de Séneca, Cicerón, etc. Su campo de preocupación abarca no solo la filosofía y la medicina, sino también la política, la práctica jurídica, el periodismo, la investigación científica, la masonería y la enseñanza.

Sus escritos fundamentales que utilizaré en esta serie que inicio son el texto La lógica: Elementos de Filosofía Moderna, destinada al uso de la juventud dominicana, publicada en 1814 y que contiene una reflexión sobre los clásicos problemas de la teoría del conocimiento, la lógica y la teoría de la argumentación, en el espíritu del filósofo francés de la Ilustración, Étienne Bonnot de Condillac. Un segundo texto relevante es el Manifiesto del ciudadano Andrés López de Medrano al pueblo que circuló el 25 de junio de 1820, con motivo de las elecciones parroquiales para diputados a Cortes considerado como un testimonio por excelencia de la existencia en el país de las ideas ilustradas en las primeras dos décadas del siglo XIX.

Con esta reseña inicio una serie de artículos analizando temas centrales del pensamiento de Andrés López de Medrano.

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