La población toma medidas contra el intenso calor: uso intensivo de aires acondicionados y abanicos, mayor ingesta de bebidas refrescantes, ropas ligeras, etc. Pero generalmente no se advierte el estrecho vínculo entre la sensación individual de calor y el estilo de alimentación. Acostumbramos disminuir el consumo de sancocho u otros caldos calientes pero deberíamos tener en cuenta esencialmente que una dieta baja en frutas y vegetales y a la vez alta en grasa saturada, azúcares, y alcohol -muy común entre nosotros-, nos hace más vulnerables al calor pues fomenta desequilibrio hidrostático y , hormonal, sobrepeso, cardiopatías, entre otros daños. Particularmente el calor no me trastorna; no preciso siquiera de aire acondicionado para dormir confortable. Efecto normal de la alimentación saludable.

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