Estonia es un ejemplo de una sociedad genuinamente digital. Hoy en día, la mayoría de los servicios gubernamentales se ofrecen en línea las 24 horas, los 7 días de la semana, y la integridad de los datos está garantizada por la tecnología blockchain.

Sus ciudadanos pueden usar recetas médicas electrónicas, presentar impuestos o incluso comprar un automóvil en línea sin necesidad de ir a la oficina de registro de vehículos. Solo hay algunas cosas que aún deben hacer en el mundo analógico, como casarse o comprar una propiedad.

«Por alguna razón extraña e inexplicable, las personas normalmente esperan mejores servicios de compañías privadas que de sus propios gobiernos. Este no es el caso de los ciudadanos en Estonia. Esperan mucho de su gobierno y nos exigen constantemente que mejoremos e innovemos. Los estonios esperan que, si el sector privado está innovando constantemente, el gobierno también debería hacerlo», explica Kersti Kaljulaid, presidenta de Estonia.

Si usted puede comprar fácilmente libros en línea, realizar transacciones bancarias e iniciar sesión en su cuenta de redes sociales en cuestión de segundos, ¿por qué no puede funcionar tan bien un servicio público?

Si las personas pueden administrar sus finanzas en línea, ¿por qué no su cuenta de seguridad social?

Si puede recibir avisos a través de su operador de telefonía móvil para ver cuándo llegará un paquete, ¿no debería recibir mensajes de texto de su gobierno para renovar su licencia de conducir?

Según Kaljulaid en declaraciones ofrecidas en el Foro Económico Mundial, el servicio del sector público no puede permitirse ser peor que la versión privada en línea. Para nosotros, tiene mucho sentido ofrecer servicios electrónicamente a nuestros ciudadanos de la misma manera que las empresas privadas; Son como accionistas que exigen mejores resultados en todos los aspectos de su vida.

Camino hacia la transformación

Hace un cuarto de siglo, cuando Estonia recuperó su condición de estado independiente de la URSS, era un país pobre que necesitaba construir un estado moderno, eficiente y democrático. Las reformas radicales debían llevarse a cabo en todos los ámbitos de la vida. Después de recuperar la independencia, no tenían una red de oficinas de impuestos, oficinas de servicios sociales ni ningún punto de provisión de servicio público, para el caso.

Para empezar la digitalización de servicios dentro de una estructura de gobierno históricamente burocrática impide la transformación digital, empezar desde cero, permitió construir una nueva zapata sin vicios para lograr la prestación de servicios universales de manera asequible, donde el modelo digital fue idóneo.

Los gobiernos deben aprovechar el potencial de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) para hacer que la prestación de servicios públicos sea más barata y esté disponible en las zonas rurales. La decisión de invertir los escasos recursos de un estado independiente recientemente restaurado para construir conexiones de internet y equipar escuelas y bibliotecas públicas con puntos de acceso a internet gratuitos fue arriesgada.

Aunque la primera década fue complicada, en retrospectiva, esta decisión dio a toda la sociedad de Estonia el impulso para hacer un salto digital hacia el futuro. Ese salto de fe cambió los fundamentos de la sociedad en muchas esferas de la vida pública. Las prioridades cambiadas para las familias y los padres fueron alentadas a invertir en una computadora y una conexión a internet.

En ningún momento, durante la transformación digital de la sociedad de Estonia, se creó tecnología de punta desde cero. Desde el punto de vista tecnológico, todo lo que utilizaron fue bastante mundano y lo usan comúnmente otros actores, en su mayoría privados. Esto es bueno, porque lo hace asequible y confiable.

La experiencia de Estonia también demuestra que las altas tasas de penetración tecnológica básica dan mejores resultados que la tecnología de vanguardia solo en manos de unos pocos seleccionados. La tecnología común y barata que es utilizada de forma inclusiva por la sociedad en su conjunto aporta beneficios mucho mayores que los exclusivos a los que solo pueden acceder las poblaciones con movilidad ascendente.

Con el marco digital básico en su lugar, el paso de avance fue construir una plataforma en línea donde los servicios eran digitales, y, por ende, los ciudadanos también podrían serlo. Las nuevas tecnologías son inútiles sin el marco legal de apoyo para garantizar su uso responsable.

Pero la innovación también radica en el proceso de reunir a las empresas, las personas y el gobierno. La infraestructura de identificación digital del gobierno también es utilizada por bancos y otras empresas privadas con altos requisitos de seguridad y confianza, y todas las empresas privadas también tienen libertad para desarrollar servicios. Estonia es, por lo tanto, un ejemplo de referencia de “PPP”: participación público-privada. Esto garantiza que todas las personas se beneficien de los servicios digitales.

El ejemplo de Estonia muestra cómo el sector público puede seguir efectivamente el cambio tecnológico sin tardar décadas en hacerlo. No importa si usted es grande o pequeño, todo lo que necesita es voluntad política, la confianza de su gente y buenos socios del sector privado para la transformación digital.

Este camino es inevitable, y los ciudadanos de a pie de la República Dominicana deben exigir a sus líderes políticos la misma comodidad virtual que ofrece Amazon en sus envíos gratuitos de dos días.

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