Resultan lecciones aprendidas lo ocurrido y el comportamiento político del Dr. Leonel Fernández, en el recorrido del 2012 a la fecha. Adversado sin ser el gobernante, soportó sin responder los agravios; embestido desde su propio partido y equipo gobernante que apoyó para que ganara en dos comicios consecutivos.

Cuando lo creían debilitado, se templó como el acero. Lo creyeron descalificado, pero sus adversarios cometieron errores sucesivos. Empezaron por victimizarlo agraviándolo y así lo ha percibido el pueblo. En esta situación, los pueblos se expresan igual que las personas individuales, se inclinan por proteger y desagraviar al que es víctima de una ofensa.

Sin embargo, el punto decisivo ha sido la oportunidad que se le ha dado para sustentar una causa. Al pretenderse desbordar los límites constitucionales para que el Presidente Medina permanezca en el poder, el Dr. Fernández se ha plantado constituyéndose en un liderato garante de la Constitución.

Ha sido muy preciso demostrando que la Constitución norma el régimen democrático; ambos van juntos, sin Constitución no hay democracia, sino dictadura. En ésta se norman los derechos y el funcionamiento del Estado y sus instituciones.

Al Dr. Leonel Fernández le ha lucido ese papel, por su perfil histórico y de Estado. Precisamente porque ha sido Presidente, eso espera el pueblo de él. Simpatizantes lo ven como un candidato presidencial, pero él está empoderado, como personaje con sentido histórico y de Estado, de que su rol es liderar la población dominicana para hacer respetar la Carta Magna, por recogerse en ella las reglas de juego del régimen democrático.

Sus adversarios pasaron a polarizar el país en ese punto, en vez de bajar bandera. Creyéndose mayoría en la cúpula partidaria y en el poder persuasivo sobre los legisladores, centraron sus esfuerzos en buscar la reelección del Presidente Medina. Éste favoreció esa creencia y ahondó la polarización, cerrándole de hecho las posibilidades de ser candidatos presidenciales a otras figuras de su cercanía.

Ahora el país rechaza una reforma o cualquier otra forma que implique desbordar los límites constitucionales, para favorecer una reelección del Presidente Medina.

En esta polarización política, hay una mayoría aplastante contra dicha reforma. Si no hay reforma, eso convierte al Dr. Fernández en el único candidato posible del PLD. La reforma sólo sería posible usando mecanismos propios de la represión y creando un ambiente de ingobernabilidad y desobediencia civil.

Expresé en la reunión del CP del lunes 13, que estamos obligados a ponernos de acuerdo, paso a paso y caso a caso. Referí las consecuencias, rememorando lo que desde el 2013 advertía, en el sentido de que en América Latina los conservadores decidieron politizar la corrupción y judicializar la política. El diseño empezó por Brasil y ahí está preso Lula y en Perú hay cuatro ex presidentes presos y uno suicidado.

El PLD no tiene otra opción, más que sumarse a la causa constitucional asumida por el Dr. Fernández, que es el propósito histórico del PLD; y, además, el de hacerlo su candidato. Para ello, se debe llegar a acuerdos para una renovación del modelo económico, de nuevas esperanzas y cualificación del pensamiento partidario.

Este proceso iniciado desde el segundo semestre del 2012, trae lecciones políticas aprendidas y el pueblo valora el papel de Estado e histórico jugado por el Dr. Leonel Fernández.

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