Erich Fromm en “El arte de amar” analizó que el materno es el único amor incondicional. Madres aman a sus hijos por ser sus hijos, independiente de lo que éstos sean o hagan. Buscan protegerlos, ayudarlos, favorecerlos siempre. Pero el incondicional amor de madres a hijos también está sujeto a los límites que fijan moral y ley. Marlin Martínez, cuyo rol en el incalificable asesinato de Emely Peguero todos conocemos; y la famosa actriz estadounidense Felicity Huffman, culpable de fraude para conseguir una plaza en una universidad de élite para su hija, son dos ejemplos de que amor materno tampoco debe anular el juicio. Amar a los hijos implica irrenunciablemente, educarlos para el bien y nunca alcahuetearlos en el mal.

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