Que no es lo mismo llamar al diablo…

Hay quienes creen que lo peor para el país es que el presidente Danilo Medina deshonre su juramento ante Dios, frente el país su partido de que no intentaría volver a reelegirse en la Presidencia.

Hay quienes creen que lo peor para el país es que el presidente Danilo Medina deshonre su juramento ante Dios, frente el país su partido de que no intentaría volver a reelegirse en la Presidencia.

Eso no es lo peor, porque como he sostenido desde el 20 de enero de 2017, el Presidente no es que no quiera, sino que no puede intentar una segunda reelección, no sin que ese eventual intento desate serias turbulencias que pueden prender por cualquier “pendejá” que indigne a la gente, pero que nadie puede predecir cómo y cuando terminen.

Al Presidente hay que concederle el beneficio de la duda de que tendrá suficiente astucia para no embarcar al país, a él, a su familia y su futuro político en un berenjenal que estoy seguro llevará al país al caos y la ingobernabilidad.

Lo peor en realidad es que luego de luchas interminables que obligaron a regañadientes al PLD a admitir algunas reformas en el sistema político nacional, con las nuevas leyes de Partidos y del Régimen Electoral, se pretenda que aquí no ha pasado nada, y que ese partido y sus beneficiarios pueden montar unas elecciones fraudulentas en las municipales de febrero 2020 y en las congresuales y presidenciales de mayo 2020.

Como si esas pequeñas reformas políticas no hubieran sido un largo y generalizado reclamo nacional por adecentar un sistema electoral que hace tiempo se convirtió en un estercolero y un bochorno, frecuente motivo de escándalo internacional, y en un degradante cuello de botella para el desarrollo institucional social y económico del país.

Que puede el PLD organizar desde ya, y otra vez, un nuevo capítulo del largo memorial fraudulento que ha tenido el país tras el ajusticiamiento de Trujillo, sobre todo en los comicios montados por el señor Roberto Rosario Márquez, quien entre 2006 y 2010, en la Cámara Administrativa, y en la presidencia de la JCE en 2008, 2012 y 2016, se burló de todas las disposiciones constitucionales y legales que mandan organizar elecciones libres, justas y transparentes.

Emana demasiado ruido desde la Junta Central Electoral, que llama a sospecha cuando se monta una campaña de provocaciones calificando de incendiarios los reclamos que en buena ley hace la oposición para que esta vez las juntas electorales no sean comités de base del PLD.

Por si no lo saben, quienes desde ya pueden pretender enmarañar las próximas elecciones, estén en la JCE o fuera de ella, es importante que se enteren de que este no es más el país de 2008, 2012 y 2016, pues ya la pava no pone donde ponía.

Abusando del dinero público, violentando la Constitución y las leyes, metamorfoseándose de partido político a gobierno, envileciendo a tanta gente que alguna vez fue seria, el PLD se ha burlado del país.

Que su gula e irrespeto los lleve a intentar montar otro fraude electoral, que ya verán si es lo mismo llamar al diablo que verlo venir. Preparémonos a enfrentar lo peor, en la medida en que ellos decidan.

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