Cuando Domínguez Brito le pegó fuego a una gorra del PLD, demostró su incapacidad política. Fue decirle a los peledeistas no quiero saber de ustedes, pero quiero ser su candidato presidencial; vaya usted a ver!

Él y los demás aspirantes danilistas no se atreven a atribuirle a Danilo el no poder despegar; le atribuyen su fracaso a Leonel. Pero ¿qué tiene que ver Leonel?

Danilo ha hecho lo imposible por atajar a Leonel y en su esfuerzo provoca señales que indican que no soltará la parte de su electorado cautivo por mil presiones y que de hacerlo favorecerían a esos que por estar bajo su sombra no crecen.

Retiene ese electorado porque es él quien quiere ir, a sabiendas de que está inhabilitado porque la Constitución se lo prohíbe. Cree que puede hacer con la Constitución lo mismo que hace con el poder, desbordar sus límites.

¿Por qué se quiere quedar? El PLD es un proyecto de nación y a Danilo le tocó cubrir ocho años de gobierno de ese proyecto. Danilo no es el proyecto, ha sido responsable del tiempo que en su nombre ha gobernado. Se equivocó y se dejó llevar por asesores políticos y electorales que por ganar sus honorarios personalizan los proyectos de nación.

Convierten a un buen dirigente y gobernante en sustituto del partido que sustenta un proyecto de nación, y les hace creer que ese gobernante es el proyecto de nación. Se va creando un ambiente de presión y se va cercenando la libertad. Al empresariado se le extorsiona, a los comunicadores y medios se les censura o se les obliga a auto censurarse, a los funcionarios y servidores públicos se les induce y coloca en la separación de sus ingresos o al borde de ello; el asedio va en crecimiento y la democracia va perdiendo su esencia.

En el entorno reeleccionista de un presidente en la situación de Danilo Medina, se llega a creer que en ellos descansa el poder y no en el pueblo; creen lo pueden todo sin límites. Crece desde su seno la arbitrariedad, porque a los pueblos les gusta pensar y decir lo que piensan, pero a los arbitrarios les molesta la libertad de expresión del pensamiento.

Confieso que sentía mucha preocupación de que esos platos rotos se les pegaran al PLD. Desde el entorno reeleccionista se han ocupado de que no sea así. Ellos han sido tan o más arbitrarios con los leonelistas, como también lo son con la oposición política y el pueblo.

Persiguieron agravios contra Leonel y él soportó; mientras más lo han hecho, más crece su figura. Ahora despiden a los leonelistas como si el Estado Dominicano fuera una empresa privada del entorno reeleccionista. Son tan torpes que no llegan a comprender que la función esencial del Estado es “la protección efectiva de los derechos de la persona, el respeto de su dignidad y la obtención de los medios que le permitan perfeccionarse de forma igualitaria, equitativa y progresiva, dentro de un marco de libertad individual y de justicia social, compatibles con el orden público, el bienestar general y los derechos de todos y todas” (Art. 8 de la Constitución).

Danilo debe mandar a parar, porque procede advertir que estas violentaciones son platos rotos que tienen consecuencias.

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