La actriz celebrará en el Teatro Nacional “Eduardo Brito” sus 40 años en las tablas, con la obra “Desahogo de una viuda”

Su debut a nivel profesional fue en el Teatro Nacional, con la obra ¿Cómo educar a un sin vergüenza?, una comedia bien jocosa que la unió con Kenny Grullón y Lidia Ariza, bajo la dirección de Germana Quintana. Desde entonces, la reconocida actriz Niurka Mota (Hato Mayor) no se ha desconectado de la actividad teatral, llegando a alcanzar una estatura de primer nivel en la escena dominicana que hoy celebra con ella sus 40 años en el arte.

¿Por qué decides celebrar estos 40 años con Desahogo de una viuda, cuando tienes una larga lista de obras exitosas?
Es como una obra emblemática para mí, es como un antes y después en mi carrera teatral. A pesar de que la estrené en el 87 (tenía bastante tiempo en el teatro), considero que la Viuda fue como esos fenómenos que aparecen, que son un ¡boom! de las dos cosas, de la obra y de Niurka, porque la gente empezó a fijarse un poco más en mí, a pesar de que yo había hecho muchos trabajos importantes. No me he parado nunca con ella desde entonces, lleva muchas presentaciones: he estado en Miami (Estados Unidos) dos veces, en Puerto Rico, incluso, la he puesto en escena a bordo de un crucero. Es decir, que marca mucho mi vida. Yo la hago cada cierto tiempo, porque hay un público que se va acercando al teatro, no conoce el tema, no conoce el trabajo, entonces lo ve como novedad y ese también es un público que a mí me conviene tener.

¿Quiere decir que es la obra que más has llevado a escena?
Sí. Hay otras que han tenido mucho más presentaciones, como por ejemplo, La vieja viene marchando, que la hicimos en Las Máscaras. Esa obra tuvo como 60, 70 u 80 presentaciones. Después, la misma obra Entre mujeres, que la hizo doña Germana Quintana hace mucho tiempo, también tuvo muchos años en cartel y se repetía y se repetía con éxito. Pero, realmente, Desahogo de una viuda ha sido la que más yo he trabajado.

En el fondo, ¿qué te encanta de esa obra teatral?
Las verdades que dice la viuda, las verdades en serio, dichas en claves. Las personas que mueren, generalmente, pasan a ser buenas de una vez, pero hay muchas cosas que la gente, por respeto quizás, no dice. Entonces, me gusta el valor que ella tuvo, de confesar cosas que guardó por muchos años, que calló la vida entera; es buena porque ella también es muy jocosa, le reclama, pero los reclamos que hace son tan inverosímiles que mueven a risas, pero en el fondo deja esa tremenda verdad que pasan los matrimonios.

¿Es de tipo humor negro?
Es un tipo muy de humor negro y es una denuncia, pero terrible, a la poca comunicación de los matrimonios, esa falta de comunicación, esa cosa de tú callar, de tragarte las cosas que no te gustan, quizás por acomodarte o por rutina, pero que no quiere dejar de decir, aunque nadie las escuche. Por eso la obra es una verdad de principio a fin, nada de lo que ella dice es mentira, ella es exagerada, exagera también porque es egoísta.

Además de esta obra, ¿cuáles otras cosas te han llenado de satisfacción en estos 40 años dentro del teatro?
Es difícil describir 40 años, pero causa mucha satisfacción que uno ha hecho un trabajo asumiendo las altas y las bajas, con la convicción de que a uno le gusta eso, luchando por eso, por no dejarse vencer, por no dejar vencer ese arte por el que ha sufrido tanta gente en la humanidad. Defender esa clase, defender su sitio dentro del ente social que nunca ha sido tan ponderado, que nunca ha sido tan protegido, porque el teatro tiene la desventaja de ser tribuna, tribuna para decir las cosas buenas y las cosas malas, para denunciar. A la gente no le gusta sentirse denunciada, a la gente no le gusta sentirse desenmascarada y el teatro siempre ha sido un buen escenario para eso.

¿Qué es lo que más te preocupa en el teatro dominicano?
La poca fe de los gobiernos, no hablo de este, sino en sentido general. Hay que ver el teatro, primero, como cultura, como identificación de los pueblos. Esa cultura debería ser protegida, debería ser auspiciada, debería tener leyes que la protejan. Me preocupa, en el aspecto comercial, que los grandes empresarios no descubran al teatro como una empresa de valor, que no le den importancia, que no abran salas (…) ¿Qué hacemos con tener una universidad enseñando teatro?, ¿qué hacemos con tener la Escuela de Bellas Artes formando actores?, ¿qué hacen las academias privadas formando actores?, si no tienen espacio, si no tienen apoyo.

A demás de esta propuesta, qué más se avecina en el campo teatral?
Tengo 12 años dirigiendo el teatro del Club Arroyo Hondo. Ahí he dirigido, mínimo, 20 obras, y, a nivel profesional, desde el año pasado estoy incursionando fuertemente en el asunto de la dirección teatral. De hecho, cumplí una agenda bien apretada en el 2018, y tengo un arduo trabajo para el 2019, porque estos 40 años tienen que sorprenderme trabajado teatro, tengo que dedicarlo a trabajar teatro, actuando, dirigiendo, pero quiero que sea una celebración teatral mía desde enero hasta diciembre.

Por el buen teatro
Me gusta el teatro que diga algo, no me gusta lo banal. Ese teatro que es informal, jocoso, comedia de enredo, no es mi fuerte”.

Para celebrar
Para celebrar mis 40 años en el teatro dije que no voy a inventar con algo que la gente no vaya a celebrar conmigo también”.

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