Un total de 10 dominicanos están en el entrenamiento del equipo, grupo que encabeza el estelar Manny Machado

Es un grupo que va más allá de estar uniformado para un equipo que se llama los Padres y que juega en la ciudad de San Diego. Forman, en estos momentos, una de las mayores representaciones dominicanas en las Grandes Ligas y, a la vez, un conglomerado que suma bastante al talento de su organización, que de por sí ya ha recibido muchos reconocimientos y se le augura un futuro brillante. Los Padres tienen a siete criollos en su nómina de 40 y a tres invitados fuera de la misma en esta etapa de entrenamiento. En la lista de 40 se encuentran Manny Machado, Francisco Mejía, Franchy Cordero, Manuel Margot, Franmil Reyes, Miguel Díaz y Luis Perdomo. No se encuentran en ella Webster Rivas, Aderlin Rodríguez y Fernando Tatis III.

Machado, tercera base, acaba de recibir un pacto por 10 campañas y 300 millones de dólares. Es una estrella del juego. Tatis III es uno de los mejores en todo el sistema minoritario al punto que en muchas publicaciones lo tienen como el mejor segundo talento, solo superado por Vladimir Guerrero Jr. El receptor Mejía es bien valorado y al igual que la mayoría de los mencionados, salvo Tatis III, Rivas y Rodríguez, ya se dio su sorbo en las Mayores. En definitiva, una de las razones por las que San Diego puede mirar con optimismo al próximo cuatrienio es esa inyección de calidad dominicana.

Ambiente festivo

Otras organizaciones reúnen tantos o más criollos en su nómina como San Diego, probablemente no tan especiales como ellos, pero hay alta presencia local.

Detroit y Medias Blancas de Chicago cuentan con nueve, respectivamente, mientras que, los Yanquis, Piratas, Marlins y Filis tienen a ocho. Esto habla de camerinos bien alegres, de un estilo de juego predominantemente picante y también de otra presencia fuerte: la culinaria. Es muy probable que el merengue y otros ritmos que identifican al dominicano se conviertan en tendencia en San Diego como por igual el arroz, habichuela y carne en un plato.

En el Toronto de 2014, donde siete dominicanos llegaron a estar en un partido, y en el Pittsburgh de 2016, donde la misma cantidad estuvo en el equipo grande, esa era la norma. En 2010, Vladimir Guerrero padre instauró una cultura de llevar comida dominicana para sus compañeros y para los visitantes. La historia sigue con otros protagonistas, pero con sabor parecido.

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