¿Quiere alquilar su vivienda a turistas?

El perfeccionamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación está introduciendo cambios importantes que se profundizan y rediseñan en forma acelerada aspectos nodales en todas las áreas del quehacer humano.

El perfeccionamiento de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación está introduciendo cambios importantes que se profundizan y rediseñan en forma acelerada aspectos nodales en todas las áreas del quehacer humano.

En el turismo el impacto de esta revolución tecnológica impulsa una transformación acelerada. Como actividad transversal a casi todos los sectores de la economía, los cambios les llegan por todos lados. Podemos analizar, por ejemplo, la comunicación (publicidad, promoción y relaciones públicas), el transporte (aéreo y terrestre), la gastronomía, la gestión hotelera y muchos otros.

Esta vez me detengo en la creciente competencia que surge para los hoteles con el desarrollo de la modalidad de alquiler de viviendas (apartamentos, villas y otros) a través de plataformas de empresas que operan en INTERNET, al margen de la estructurada, controlada y supervisada, de la oferta hotelera tradicional.

La empresa más conocida actualmente es AIRBNB.COM, que maneja su oferta a través de una amigable plataforma digital que pone a disposición de los viajeros viviendas turísticas en cualesquier ciudad o destino del mundo a precios tan bajos que son imposibles de igualar en la estructura hotelera formal.

Airbnb no posee ni administra una habitación. Sencillamente, sirve al propietario como canal para colocar su vivienda en el mercado, cobra y reporta al propietario; y sus operaciones están en el mundo digital, un formato difícil de ubicar para cobrar impuestos, y en el caso dominicano, el propietario, si es el caso, sólo paga el impuesto anual de vivienda suntuaria.

En Punta Cana, por ejemplo, un hotel todo incluido cinco estrellas está por los US$200 y más, por persona por noche en esta temporada, pero en Airbnb hoy se puede alquilar un departamento o villa de lujo con cuatro camas, piscina, etc. por US$250/noche, pero también los hay de US$90, y de US$75 con dos camas próximo a la playa. Los hay más baratos aún hasta de US$35 con dos camas. Una villa de lujo con 4 camas, puede acoger 4 parejas amigas (8 personas), y el costo diario para cada uno sería 31.25 dólares. En Santo Domingo, se puede alquilar un apartamento de lujo con vista al mar y piscina por US$75 diarios, también los hay a US$59.

Unas 10 mil habitaciones en manos de Airbnb, o cualquiera de las otras que existen, pueden manejarse con 1000 personas o menos, en muchos casos empleos informales; pero un complejo hotelero de esa magnitud necesita alrededor de 15 mil empleos directos, para tocar un solo tema.

Airbnb desembarcó en nuestro mercado turístico. El primer problema es que la única manera de tener estadísticas es si ellos quisieran revelar la magnitud de su negocio. Con el paso de los días es más frecuente escuchar a personas que tienen una vivienda en esa plataforma. Algunas ciudades han prohibido este tipo de negocios, otras tratan de controlarlo. ¿Aquí qué haremos?
¿Alguien está pensando en ello? Lo primero es que no tenemos estadísticas de las viviendas vacacionales. El tema es importante. El año pasado el 6% de los extranjeros no se alojaron en hoteles.

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