Oniel Santana Campos es uno de los primeros violines de la Orquesta de Cámara del Cibao, y además muestra su arte en distintos escenarios de Puerto Plata y Santiago, gracias a la dedicación y empeño que le ha puesto a este instrumento con el que tuvo el primer contacto a los 17 años, y a la semana de tenerlo en sus manos le interpretó una pieza a su abuela. Oriundo de Arenoso, San Francisco de Macorís, este joven músico es un ejemplo de superación, pues tenía que recorrer tres horas para llegar a Bonao, donde tomaba sus clases de música. En el año 2015, Oniel Santana Campos fue seleccionado como “Joven Ejemplar” de su municipio en el renglón Arte y Cultura. A sus 23 años, cuenta con la experiencia de haber sido profesor de violín en la Plaza de la Cultura de Bonao, en el Centro de la Cultura de Santiago, y es asistente de profesor en la Casa de la Cultura de La Vega con el maestro Frank Hernández. En la actualidad, el joven músico imparte docencia en la Escuela Attico Music, que se encuentra ubicada en los Jardines Metropolitanos.

¿Qué significa la música para ti?
Es la mejor manera en que me puedo expresar. Es mi lenguaje. Con ella puedo transmitir paz, armonía y alegría a las personas. Sentimientos que son recibidos de vuelta hacia mí, al ver sus rostros felices. Me llena de felicidad saber que en un mundo con tantos motivos de estrés, yo puedo ayudar a sobrellevar y deleitar a algunas almas necesitadas.

¿Dónde te formaste en el violín?
Me formé en la Escuela de Música Vivaldi de Bonao, y luego en el Centro de la Cultura de Santiago con el maestro Frank Hernández, quien me enseñó a tener esmero y tenacidad en todo. También tomé clases magistrales con Robert Davidovicci, Darwin Aquino, Aisha Syed y Mark Messenger.

Además de tocar, traspasas tus conocimienos… ¿Qué significa enseñar?
Como maestro, es de gran satisfacción observar cómo aprenden mis estudiantes, tener la seguridad de que estoy aportando para que sean mejores personas, tanto en el presente como en el futuro. Vengo de un hogar de padres maestros, así es que es algo heredado. Me apasiona enseñar, pues de algo estoy seguro, y es que un niño o un joven que aprenda a sacarle música a un instrumento, no tendrá tiempo para delinquir, sino que pondrá su mente en algo provechoso y llevará tranquilidad a su familia.

En los primeros violines de una orquesta pesa gran responsabilidad, ¿qué significado tiene para ti?
Ser primer violín en una orquesta es algo con lo que siempre soñé. A través de muchas horas de práctica lo he logrado. Para esto se requiere hasta de seis horas diarias de práctica, pues la meta es perfección total. Pero al obtener el tan anhelado resultado, llego a la conclusión de que ningún esfuerzo será suficiente si se desea conseguir perfección.

¿Como integrante de la orquesta de Cámara del Cibao, a cuales sectores llevas tu música?
En compañía de la orquesta y también de forma personal me gusta llevar mi música a gente de escasos recursos, niños y personas de edad avanzada. Tengo una vecina de 94 años y cada vez que puedo voy a alegrarle la tarde con algunas canciones. La satisfacción que me da el poder llevarle alegría es algo que no se puede expresar con palabras.

¿Alguna presentación te ha marcado?
Cuando en mis presentaciones observo a alguien que mira mi instrumento con admiración o asombro, se revive en mí el sentimiento que tuve cuando vi por vez primera un violín. Me acerco a ellos y les platico de las facilidades que existen de obtener uno y aprender a tocarlo. Les motivo a hacer el esfuerzo por conseguirlo y les animo diciéndoles, que como yo lo hice, ellos también lo pueden hacer. Me marcó una presentación en especial, que fue la primera que hice con solo 10 meses de haberme iniciado en el violín. Al ser mi estreno, el temor se apoderó de mí, pensé que no lo iba a hacer bien. No obstante a esto Dios premió mi esfuerzo y todo quedó excelente.

¿Tiene el país alguna política de apoyo para incentivar a los jóvenes a estudiar música?
Sí. El Ministerio de Cultura tiene programas para facilitar a los niños y jóvenes que así lo deseen. Aquí en Santiago está encabezado por el reconocido maestro de violín Frank Hernández. Este admirable ser humano ha sido mi mayor ejemplo para ayudar a encaminar por el sendero de la música a todos aquellos jóvenes que así lo deseen.

¿Cuáles son tus planes actuales?
Mis planes actuales son seguir llevando mi música a los niños en los barrios, escuelas y a todo aquel que aprecie la música, tanto para aprender como para deleitarse. Pues quiero que este arte maravilloso llegue a toda persona que así lo desee. También tener mi propia orquesta con mis alumnos y llevar la música por el mundo.

¿Algún mensaje para los jóvenes que sienten que no pueden lograr sus sueños?
Mi gran sueño era llegar a tener un violín, no contaba con recursos para comprarlo, mientras tanto iba aprendiendo a tocar otros instrumentos de forma autodidacta como la flauta y la guitarra. Mi abuela paterna me trajo uno de Estados Unidos. Le prometí que en una semana le tocaría una canción y así fue. Me trasladaba desde Arenoso, provincia Duarte, hasta Bonao, a tomar clases de violín en la Escuela de Música Vivaldi. Cubría los gastos de mi pasaje con mi sueldo de portero en un colegio.
Después me mudé a Santiago, donde seguí mis estudios de música y ahí comenzó mi carrera como profesor de violín. Mi consejo para los jóvenes es que si se quiere, se puede. Sólo basta con hacer sacrificios y no descansar hasta lograrlo, con la ayuda de Dios todo es posible.

Satisfacción
Con mi música busco transmitir paz y alegría. Cuando estoy tocando, llegan a mi mente las cosas positivas que tienen la vida y trato de expresarlo con el violín”.

Posted in CulturaEtiquetas

Más de gente

Más leídas de gente

Las Más leídas