Desde hace tiempo se sataniza al teléfono móvil por ser adictivo, porque el interés e importancia que le confieren las personas es capaz de desplazar a los más cercanos afectos.

Es el celular el responsable de que los niños estén desarrollando déficit de atención, estén perdiendo su capacidad de asimilación y hasta el hábito de estudio. Los adultos no son muy diferentes.

Y es que si bien es cierto, que algunos han entrado tarde en la onda de los smartphones, se las han ingeniado para disfrutar de todas las opciones tecnológicas que estos les ofrecen.

Cada vez son más frecuentes las quejas de la mujer que siente que su pareja le presta más atención a su teléfono. Pero esta no es una queja exclusiva de ellas. Los varones también externan el mismo sentimiento.

Sentados a la mesa para disfrutar de lo que se programó y pensó como una cena romántica, él o ella, en algún momento escuchará el tono de alarma que le indica que ha entrado un nuevo mensaje de Whatsapp, Facebook, Twitter, Instagram, un mensaje de voz o un correo electrónico.

Tan pronto ocurre, sin darse cuenta, movidos como por los hilos de un titiritero, él o ella tomará el aparato y comenzará a leer o escuchar el mensaje enviado. Así terminará el encuentro.

Ni hablar de los accidentes automovilísticos que causa cuando es usado mientras se conduce. Sin embargo, como algunas cosas negativas tienen algún lado positivo, el celular también posee sus virtudes.

Muchas veces la salud y la vida depende de una llamada a tiempo. En algunos casos, es el arma con la cual acortamos la distancia con las personas amadas y más ahora, cuando las video llamadas nos permiten vernos a diario, varias veces al día.

Gracias a ese dispositivo, podemos escuchar y ser escuchados por las personas de las que físicamente estamos separados. Es nuestro contacto con ellos y eso basta para apreciar su existencia y procurar darle el uso más eficiente posible.

Como todo aquello a lo que no le damos un uso adecuado, el celular que puede ser muy útil e incluso, en algunas situaciones, podría salvar una vida, termina siendo perjudicial y hasta ser el causante de que perdamos la vida que en algún momento ese mismo aparato nos pudo ayudar a salvar.

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