Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿ Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
…¡El limonar florido,
el cipresal del huerto
el prado verde, el sol, el agua, el iris!..
¡el agua en tus cabellos!…
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.A lo largo de estos seis años de intenso trabajo, siempre soñamos con tener nuestras propias cátedras. Habíamos escuchado de la Cátedra de Estudios Caribeños Juan Bosch que tienen varias universidades en América Latina. También que la Universidad de La Habana tiene la Cátedra Norman Girvan de Estudios del Caribe. Entonces ¿por qué nuestra PUCMM no tenía su propia Cátedra? Comencé a buscar consenso interno sobre dos cosas: la necesidad de que nuestra institución tuviera su cátedra y que estuviera dedicada a Frank Moya Pons. Fue fácil. El consenso era arrollador.

Antes de escribir el documento que se presentaría al Consejo Académico, conversé con el amigo historiador Frank Moya porque quería que estuviera de acuerdo con el proyecto. Lo hicimos y aceptó de buen agrado la distinción. Elaboramos el documento que se presentaría al Consejo Académico. Fue discutido y aprobado a unanimidad.

Así, en noviembre de 2016 se instauró con todo el protocolo académico posible la Cátedra de Estudios Caribeños Frank Moya Pons. Un gran grupo de profesores de carrera académica de la PUCMM desfilaron con sus trajes académicos acompañados de las autoridades académicas: el rector, los vicerrectores y los decanos. Fue una mañana maravillosa. Frank Moya ofreció una excelente conferencia sobre la definición del Caribe. En el año 2017 invitamos a Anthony Maingot, quien ofreció una disertación sobre los riesgos de la región. Este año 2018 el invitado fue el historiador Alfonso Múnera, diplomático e historiador, quien hizo una reflexión sobre las características del Caribe y el futuro de la región. Se inició la publicación de una pequeña revista donde se publican las interesantísimas disertaciones.

En junio de este año reinstauramos la Cátedra de cultura caribeña Carlos Dobal Márquez. Esta cátedra se había iniciado hacía casi 20 años, pero con las prisas y las inmediateces se había olvidado. Antes de morir, el profesor Dobal me pidió que la rescatara. Se lo prometí. Cumplí mi promesa. Hice todos los aprestos y finalmente el Rector, Padre Alfredo de la Cruz Baldera, aprobó la solicitud. Decidimos reinstaurarla en Santiago, pues el profesor hizo su vida allí. Invitamos al amigo historiador Pedro Luis San Miguel, puertorriqueño, para que nos disertara. Había conocido al profesor Dobal y había sido profesor visitante en Santiago por los años 90. Su impresionante conferencia hizo un balance sobre las diversas interpretaciones sobre el Caribe.

En septiembre de este año fue instaurada, con toda la formalidad que se amerita, la Cátedra de Literatura Caribeña René Del Risco y Bermúdez. Para esta ocasión, se invitó al novelista cubano Leonardo Pardura, famoso por su libro “El hombre que amaba a los perros”. Como lo establece el protocolo, la instauración contó con los profesores de carrera académica y las autoridades. La presentación sobre la cátedra estuvo a cargo de José Rafael Lantigua, quien hizo un maravilloso esbozo del perfil literario del homenajeado. La Fundación René del Risco Bermúdez, auspiciadora de la cátedra, hizo una presentación. Culminó el evento con la conferencia de Pardura sobre la cultura caribeña. Fue un evento maravilloso, que contó con un público numeroso y de calidad.

Estas tres cátedras colocan, sin lugar a dudas, al Centro de Estudios Caribeños en la vanguardia universitaria del Caribe. En cada una de sus intervenciones, los invitados han colocado el debate a alturas distintas, sacando a la luz temas de mucho interés.

Las cátedras no son más que espacios abiertos para que los investigadores y los interesados en conocer la realidad caribeña y estén al día de los temas más apremiantes. Cada uno, por sus experiencias, formación académica e investigaciones, pone énfasis en aspectos distintos de la realidad de estas pequeñas, grandes, medianas, minúsculas islas; así como de los países del continente que son tocados por el mar Caribe.

Estos seis años de intenso trabajo han sido maravillosos. No hay nada mejor y más gratificante que soñar y ver materializados los sueños.

Seguiremos caminando. El Caribe sigue siendo una realidad desconocida. Tiene tantas aristas, que nos faltará vida, tiempo y energía para descifrar el complejo mundo caribeño. Esto nos motiva a seguir caminando, indagando, conociendo, investigando y haciendo alianzas con otros, que, como nosotros, también quieren seguir profundizando en el complejo y maravilloso espacio del Caribe plural, mágico, insular y continental.

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