Fingir equivale a falsedad, mentira. Socialmente se espera de las personas un comportamiento sincero y honesto. Y en lo individual, fingir actitudes o emociones involuntariamente, provoca daño psicológico. Pero pretendiendo ciertos efectos inocentes, el fingir resulta útil. El filósofo estadounidense William James creía que actuar de determinada manera podía hacernos sentir de esa manera, lo cual ha sido comprobado por distintos estudios. Fingir una sonrisa amplia durante 20 segundos, hace sentirnos más felices. Apretar los puños, fomenta fuerza de voluntad. Cuando investigadores de la Universidad de Rochester dieron a los sujetos un problema difícil, aquellos que doblaron sus brazos -en pose de obstinación-, perseveraron casi el doble que otros. Es uso sano del fingir dirigido a lograr resultados buenos. Definamos nuestro “mejor fingir”.

Posted in Buen OficioEtiquetas

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas