Seguimos conversando sobre la importancia de tomar en cuenta el sexo en las leyes dominicanas, porque no lo incluyen. La última vez que tocamos este tema, analizábamos cómo me encontré (por casualidad), con novedosos conceptos pertenecientes a políticas de identidad de género dentro de proyectos de ley que, supuestamente, deberían tratar sobre otras cosas.

Todo comenzó leyendo el ‘Proyecto de Ley que crea el sistema integral para la prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres’ y luego el ‘Anteproyecto de Ley General de Igualdad y No Discriminación’. Ambos presentaban un sancocho con mango que pretendía perpetuar en la ley confusiones de fondo sobre sexo, género e identidades sin conocimiento de la población, ni mucho menos consenso público.

¿Cómo así? Bueno, sucede que, si usted dice que la misoginia es una conducta de odio, implícita o explicita, hacia “lo femenino”, usted está dejando fuera todas las mujeres que no se acatan a los patrones de feminidad. Si usted pone en una ley que ‘mujer’ es cualquier persona que se identifique a sí misma como mujer, usted está abriéndole una brecha demasiado amplia a cualquier agresor que quiera abusar de la ley (1), pulverizando a la mujer como sujeto político (2), e imposibilitando el monitoreo de estadísticas fiables sobre la desigualdad y discriminación que sufren las mujeres y niñas (3).

Si usted incluye en una ley que persona trans es “cualquier persona que trascienda las categorías culturalmente establecidas para su género”, su rango pasa de ser menos de 10,000 personas, a 10.7 millones de personas, porque todo hombre que llora (toditos) rompe los estereotipos establecidos para su género.
A su vez, toda mujer que habla de política (toditas), está cortando los hilos con los que la feminidad la quería controlar.
Si usted piensa que esto es una nimiedad, recuerde que estamos hablando sobre la consagración de la mujer como un sujeto político, hasta ahora legalmente indefinido, pero que en la República Dominicana cuenta con alrededor de 5.3 millones de personas. Y esto es importante.

Estas confusiones son el resultado de no querer consultar con personas cuyas ideas pueden ser diferentes a las nuestras, porque toda feminista al hacer análisis estructurales saca lápiz y empieza a preguntar en los márgenes del proyecto “¿qué quiere decir esto?” y “¿qué implica esto?”. Este no es un tema local:
alrededor del mundo, las políticas de identidad de género funcionan como el ejemplo más perfecto sobre qué pasa cuando se suprimen las consultas amplias y la pluralidad a la hora de redactar leyes nacionales. Dice un papelito recién aprobado que la diversidad ideológica se considera “un principio y un valor fundamental para el ejercicio de la democracia política”. Me pregunto quién es más ingenuo: ¿quién redacta este tipo de frases o quien se las cree?

Las políticas públicas deben ser dialogadas con toda persona que habite determinado país, sin ningún tipo de animadversión: sea inmigrante o ciudadana y sin importar afiliaciones, porque afectan a todo el mundo. Hay que escuchar el punto de vista de gente que cuestione, aunque a usted no le caiga bien. Rehusarse a dialogar con personas que opinan diferente pudiera llamarse maniqueísmo. Observando la reacción de personas a quienes les baja el azúcar cuando ven mujeres aplicando valores liberales que alegan apoyar en el abstracto y/o cuando lo emplean otros hombres, yo me pregunto, ¿será que la democracia es un concepto masculino? ¡Viene otro seriado!

Uno de los dos proyectos que acabo de mencionar se terminó analizando de fondo y se corrigieron varias brechas. Y lo sé porque recientemente revisé la versión finalizada vía una institución. El otro supongo debe andar por ahí, en condiciones inciertas.

Vamos a suponer que las cosas no aparecen en los proyectos de leyes nacionales por casualidad. Y si un tema controversial aparece en dos proyectos de ley diferentes, inadvertidamente, esto quiere decir que probablemente aparecerá en un tercero, ¿verdad que sí? A las personas que están escondiendo el tema de la identidad de género dentro de éstos u otros proyectos, yo les quiero hacer unas cuantas preguntas… ¡pero se me acabó el espacio! Seguimos en el próximo artículo.

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