Los restos humanos reciben un tratamiento especial sometido a protocolos y convenciones internacionales suscritas por el país. Son manejados con estrictas normas que aseguran su disposición final. Las piernas humanas, muestras de sangre y otros espeluznantes desechos con indicaciones de que salieron de un hospital y terminaron en el Parque Mirador Norte, una dependencia estatal, resultan sospechosas. No se puede culpar a un “tipo” que tiene la misión de disponer de esos restos en un vertedero, porque lo habitual es que una empresa o un crematorio del centro médico dispongan de los mismos. Dicen que fueron “puestos” con la perversa idea de distraer la atención pública ante sucesivos escándalos en la Administración. Puede ser.

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