Los principales cabildos del país se han convertido en arcas recaudadora de los ejecutivos municipales, las principales tareas que dan sentido a su origen han sido abandonadas a su suerte y de esa forma las principales ciudades del país, con escasas excepciones, pagan el precio de la desidia.

Comenzando por el Distrito Nacional, el Gran Santo Domingo y otras importantes metrópolis y ciudades de la nación, los problemas de drenaje, ornato, medioambiente, recogida de la basura, arrabalización de aceras, contenes, elevados y otros espacios públicos parecen estercoleros o vertederos populares.

Ninguna autoridad municipal hace nada por embellecer su entorno, mejorar sus calles, limpiar sus espacios, controlar el ruido, el desorden en el tránsito y, menos aún, por gerenciar el pandemónium que significa el desorden provocado por los guagüeros, motoristas y choferes del transporte público.
Menos, aún el perifoneo a cualquier hora con altos niveles de contaminación sónica, la venta de frutas, comida, bebidas y de alimentos sin control sanitario, que lejos de ofrecer un servicio, atentan contra la salud de los dominicanos, sobre todo, los de menores ingresos.

Han pasado a mejor vida las políticas protectoras del Estado, comenzando por el Gobierno Central, los municipios y distritos municipales con sus parajes y secciones. Todo se ha perdido de repente, incluyendo la voluntad de reclamar mejores cosas para el porvenir de la nación.

El gobierno municipal es responsable de lo que ocurre en su demarcación, pero la subordinación políticas ha llevado a la mayoría a ser cajas repetidoras de la voluntad de sus partidos o del gobierno de turno, por eso hacen poco o nada por la colectividad.

Es tiempo de que el municipio se empodere y asuma su rol de gobierno municipal, para disminuir la discriminación de ciudadanos que tienen igual derecho a vivir en orden, con higiene, buenos servicios, seguridad de tránsito y garantía de vida. Señores Alcaldes, directores municipales, regidores y suplentes, pónganse las pilas y cumplan con su obligación de servir a la comunidad que los eligió.

Posted in Edición Impresa, Opiniones, Punto y Coma

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas