“Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunad por mí; no comáis ni bebáis por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey, lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco”. Es posible que esta cita, con simplemente leerla, aquellos que no son estudiosos de la Biblia, se cuestionen porqué inicio con ella el mensaje que quiero transmitirles en el día de hoy. Esther, era la esposa de Asuero, rey del imperio persa en aquel entonces, quién había ordenado la eliminación del pueblo judío, sin saber que este era el origen de ella. Salir al patio acarreaba muerte para su posición como reina, según la ley de aquel entonces, no obstante, para defender su raza, se arriesgó, pero no sin antes mandar a convocar a los suyos en unidad tal cual vemos en la cita.

Hay momentos históricos en la humanidad, como lo fue para esta nación, y como los que estamos atravesando en la actualidad, donde se necesita la unidad del pueblo de Dios, de aquellos que independientemente de religiones hemos entendido que el poder de la oración, la unidad en Cristo y el amor al prójimo, son el mayor ejército con que se puede contar ante cualquier enemigo. “La Dama de Hierro”, como le llamaban a Margaret Thatcher, quien fue primer ministro de Inglaterra, dejó la siguiente frase célebre: “Le temo más a un cristiano de rodillas, que a un ejército entero”.

En nuestra región, se están viviendo una serie de eventos donde el hombre está dominado por sentimientos adversos de odios raciales, políticos, religiosos, entre naciones, los cuales conllevan al peor accionar del ser humano. República Dominicana, si nos detenemos a observar, aún en medio de tantas ambivalencias sociopolíticas y diferencias que entiendo, usando la cordura y sensatez, y teniendo presente el sacrificio con sus propias vidas de hombres como Juan Pablo Duarte, entra otros tantos, aun de esta época, que entregaron sus vidas para que hoy sea una nación libre, soberana, con sus principios básicos de fe. Es indiscutible que tenemos el privilegio de ser el único país del mundo donde en el centro de su escudo tiene una Biblia abierta, y como lema: “Dios, Patria y Libertad”. Seamos un ejército en oración, la mayor protección de esta nación.

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