En Santo Domingo Oeste, o quizás más propiamente en zonas colindantes con Los Alcarrizos tenemos un brote de malaria, enfermedad causada por la picadura del mosquito Anopheles. Y se manifiesta con síntomas parecidos a la gripe, escalofríos, fiebre y sudoración, dolor de cabeza, dolor muscular, náuseas y vómitos.
Tardíamente atendida puede constituir una amenaza para la vida. Los barrios donde ha sido detectada son La Ciénaga, Villa Verde, Villa Ogando y Tanque Azul, al Oeste del Distrito Nacional.

Es un problema de todos. Los medios de comunicación suelen ser las vías más expeditas para compartirlos y a veces hasta para acelerar la pronta atención. Precisamente, fue este diario que dio las primeras noticias, confirmadas inmediatamente por un epidemiólogo y posteriormente por las autoridades.

Pero no siempre se comprende que precisamente cuando se actúa de esa forma se está cumpliendo con una misión y que además se presta un servicio público. Las comunidades juegan un rol fundamental, porque dan las alarmas cuando ya perciben que se encuentran ante hechos que no pueden manejar.

Es necesario precisar que el Ministerio de Salud Pública tan pronto recibió la información reaccionó. Pero esa dependencia no es la única con responsabilidad en este tipo de caso. Un vecino de Tanque Azul lo entiende perfectamente:

“Salud Pública está haciendo su trabajo; ahora bien, quien no ha estado cumpliendo ha sido la Alcaldía, aquí tenemos las calles estancadas con aguas y sin asfaltar; parece que estamos olvidados. La Alcaldía no nos apoya con la limpieza de las cañadas”.

Hablamos de sectores que han surgido espontáneamente, sin ningún plan de desarrollo, y las autoridades, tanto nacionales como municipales, dan respuestas coyunturales, en atención a las eventualidades.

La malaria en esa zona es una de esas expresiones. Es el producto del manejo inadecuado de aguas caídas, drenajes o cañadas, o malas prácticas de aseo urbano de los mismos munícipes. En fin, los déficits en hábitat que por siempre afrontamos los dominicanos.

Ahora, más que las racionalizaciones de siempre, lo que se requiere es acción. Los municipios colindantes o el Ministerio de Obras Públicas, pueden tender “manos solidarias”. En lo inmediato debe buscarse una salida a aguas estancadas. De cualquier manera hay que contener el mal.

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