La presentación de más de un millón de firmas es el lenguaje para decirle a Leonel que no está solo. Esta entrega será acompañada por otras entregas sucesivas. Hace mucha falta este ejercicio de fuerza política para que se entienda que la Constitución no podrá ser reformada para una nueva reelección del Presidente Medina.

Esta decidida posición de Leonel se ve acompañada (cada cual en su ámbito de actuación), por el sector económico que ha hablado; las iglesias, el Obispo Masalles y el Consejo Dominicano de Unidad Evangélica; los partidos y organizaciones de la sociedad civil.

La Constitución establece un marco jurídico que se le impone a todos. Estar reformándola crea inseguridad jurídica. Esa inseguridad se produce porque no se puede estar cambiando las reglas de juego.

En América Latina hay preocupación, puesto que gobernantes vienen mostrando esa inclinación de pretender quedarse en el poder. No les interesa que sean los partidos que les sustentan, sino ellos.

Ese síndrome reeleccionista se manifiesta en gobernantes de partidos progresistas y conservadores, cuando en realidad es el partido que debe reelegirse en el poder con otra propuesta y no el hombre que gobierna. Los presidentes cuando asumen esas funciones descubren que a su propio partido puede esconderlo el Estado y crear una presión sobre sus dirigentes, los cuales se sujetan al Presidente y descuidan la estructura partidaria, teniendo el Presidente más “autoridad” que los organismos de dirección.

A partir de ese contexto, como el presidente de que se trate tiene más “autoridad” que los organismos partidarios que deciden; el partido presta su fuerza política a una persona para favorecer sus pretensiones. La historia registra que esa persona se olvida de los límites constitucionales y ejerce autocráticamente el poder.

¿Por qué los partidos en el poder acceden a sus gobernantes? Porque sus dirigentes no quieren que la organización salga del poder. Pero, podría preguntarse, ¿cómo logra el partido gobernante arrastrar o imponérsele al Estado? La respuesta es, porque el Estado y sus instituciones adolecen de debilidades, pudiendo no resistir la presión del gobernante que pretende desbordar los límites del poder.

Existe una incertidumbre sobre una nueva reelección. Se podría pretender presionando al Tribunal Constitucional para que haga lo inaudito, declarar inconstitucional la Constitución. Eso debe dudarse, puesto que se conoce la solidez jurídica y académica de sus miembros.

El otro sendero puede ser una convocatoria de la Asamblea Nacional, para reformar la Constitución. Si esto prospera, será porque el PRM entregue de nuevo sus legisladores, especialmente sus diputados, como ocurrió con la Ley de Partidos; sin esos diputados no habría ley orgánica convocando la Asamblea. Esperemos a ver qué sucederá.

De ahí que con esta fuerza que se articula con el millón de personas firmando, se tiene el compromiso de que la democracia no es mayoría mecánica en los órganos del Estado y tampoco en el CP. Democracia es la expresión organizada de amplios sectores y por las mediciones y la percepción de lo que el pueblo quiere. La Constitución proclama que el poder reside en el pueblo; no hay gobernante que pueda desconocer sus límites constitucionales, porque el pueblo canaliza su reclamo y su fuerza en un liderazgo reconocido y depositado en Leonel. Éste, igual, sabe que no está solo; lo acompaña su pueblo.

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