Dos amigos muy queridos, auténticos y sinceros, pero, sobre todo, inteligentes y capaces en exceso, me lo hicieron saber. Una por WhatsApp y otro por la prensa. La primera, al comentarme el artículo La Marcha del Progreso del pasado lunes, me escribió “:(…la deuda por ejemplo faltó…usted sabe mucho”. El segundo, de quien soy definitivamente su mulá preferido, señaló en un artículo que olvidé hablar del mayor logro del gobierno de Danilo, el endeudamiento público.

En realidad, no lo olvidé. Lo consideré innecesario pues como había incluido en la tabla, el déficit del sector público no financiero, el cual en los años analizados se financió con endeudamiento, pensé que incluir también la dinámica de la deuda del sector público no financiero, resultaría una redundancia. Reconozco, sin embargo, que ambos tienen razón, que debí incluirlo y “no dejar esa línea en blanco”, dado que, a fin de cuentas, lo importante no es la realidad sino la percepción. Y esta última, gracias a un efectivo trabajo realizado por la oposición, economistas independientes, analistas y periodistas, coloca al Gobierno de Medina como el sumo pontífice del endeudamiento público en la historia económica dominicana.

Lamentablemente, la data de la deuda pública, específicamente, la del sector público no financiero sólo ha sido debidamente depurada para el período 2000-2018, para poder realizar comparaciones de cifras elaboradas con una misma metodología. Teniendo en cuenta esa limitante, la cual tuvimos también en el caso del déficit del sector público no financiero, forzándonos a analizar sólo el período 2001-2018, procedamos a llenar la línea en blanco del “Cuadro de Andy”.

Dos gráficas y dos tablas que acompañan esta entrega, nos permitirán hacerlo. Del 2000 al 2012, la deuda del sector público no financiero (excluyendo la deuda intra-gubernamental representada por los bonos de Hacienda entregados al Banco Central para su recapitalización) pasó de 13.45% a 28.57% del PIB, un aumento de 15.12 puntos porcentuales en 12 años, equivalente a un promedio de 1.26 puntos porcentuales por año. Durante el período 2012-2018, pasará de 28.57% a 36.59% del PIB, un aumento de 8.02 puntos porcentuales en 6 años, equivalente a un promedio de 1.34 puntos porcentuales por año. No sé usted, pero la diferencia entre 1.26 y 1.34 no parece ser tan abismal como para tildar a Danilo como el padre del endeudamiento público dominicano.

Continuemos. Cuando hacemos el análisis para la deuda neta del sector público consolidado, la cual incluye la deuda total del Banco Central y deduce sus reservas internacionales netas, se tiene que entre el 2000 y el 2012 esta pasó de 16.37% a 35.98% del PIB, para un aumento de 19.61 puntos porcentuales en 12 años, arrojando un aumento promedio de 1.63 puntos porcentuales por año. Durante el período 2012-2018 esta pasará de 35.98% a 42.11% del PIB, para un incremento de 6.13 puntos porcentuales en 6 años, equivalente a un aumento promedio de 1.02 puntos porcentuales por año, inferior al promedio anual de 1.63 del período 2000-2012. Como se observa, ésta ha crecido a menor ritmo en los últimos 6 años que en los 12 que le antecedieron.

Más interesante aún es observar la dinámica del endeudamiento público que prevaleció en la América Latina y el Caribe durante los dos períodos analizados, a fin de determinar en cuál de los dos las políticas económicas mostraron mayor o menor sesgo hacia el endeudamiento gubernamental.

Durante el período 2000-2012, según el FMI, 15 países de la región vieron reducir la deuda del gobierno general como porcentaje del PIB. Sólo 7 países incrementaron su deuda, encabezados por Jamaica que la elevó en 49.4% del PIB, Venezuela en 29.9%, El Salvador en 28.7% y República Dominicana en 15.1% (13.3%) según el Ministerio de Hacienda (FMI). Como se observa, durante ese período fuimos una de las economías de la región que exhibió mayor dependencia en el endeudamiento público.

Durante el período 2012-2018, según el mismo FMI, a diferencia del período 2000-2012, 21 de los 22 países de la región vieron aumentar su nivel de endeudamiento gubernamental. Venezuela lo aumentó en 103.4% del PIB, Ecuador en 27.4%, Brasil en 25.1%, Belice en 18.9%, Costa Rica en 18.5%, Trinidad & Tobago en 17.0%, Haití en 16.8%, Bolivia en 16.0%, Colombia y Argentina en 15.2%, Chile en 11.9%, Honduras en 11.8%, México en 10.9%, Paraguay en 10.3% y Uruguay en 8.2%.

¿Y qué pasó con el gobierno más amante del endeudamiento del mundo, sí, el de Danilo “el malo”? Bueno, según el FMI, la deuda del gobierno aumentó en 6.9% del PIB (según Hacienda, en 8.0%). Sólo Nicaragua, Perú, El Salvador, Panamá y Guatemala, exhibieron menor intensidad de endeudamiento público que República Dominicana. Y claro, Jamaica, que luego de cerrar con una deuda gubernamental de 145.1% del PIB en el 2012, no tenía otra opción que reducirla al 98.3% en que cerrará este año.
Definitivamente, mis dos amigos tenían razón. Cometí un gran error al dejar en blanco la línea de la deuda pública en la tabla de La Marcha del Progreso. No descarto que otros piensen que soy un bellaco y que lo hice a propósito, a sabiendas de que esa era una tecla que, los críticos de las políticas económicas de la administración de Medina, no debían tocar.

Al igual que Pepe Mujica, los 15 gobiernos de la región que se endeudaron mucho más que nosotros en los últimos 6 años, querrán entender cómo fue posible que, con un crecimiento anual de la deuda gubernamental de 1.34 puntos porcentuales del PIB, los gobiernos de Danilo han logrado reducir la pobreza a razón de 3.03 puntos porcentuales por año. Si en la región, los presidentes -no la prensa, economistas o analistas de oposición-, eligiesen anualmente el Gobernante Más Valioso, estoy seguro que Medina se habría llevado el título no menos de 4 veces durante sus 6 años de gobierno.

Es cierto que en los gobiernos de Danilo ha habido un déficit de reformas, como señalan mis dos amigos. No por eso, sin embargo, debemos tildarlos como los peores. Si realmente fuese cierto que sus gobiernos han sido tan malos como señala la oposición, ¿acaso la estrategia óptima de ésta para ganar las elecciones del 2020, no sería promover una reforma constitucional para que el PLD se equivoque y lleve de nuevo a Danilo como su candidato presidencial? La oposición, definitivamente, iría de robo.

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