El timonel es la persona encargada de gobernar la dirección de una embarcación. Así, pues, nosotros muchas veces somos esa embarcación y necesitamos de un timonel que nos lleve a puerto seguro.

Necesitamos de esa mano firme, que sepa conducirnos por la ruta más segura, que sepa bajar la marcha cuando es preciso y que la aumente, sólo cuando deba hacerlo.

Nuestra vida, al igual que un gran navío, precisa de la sabia dirección de un timonel, que asuma con decisión y responsabilidad su misión de mantenernos a flote, de preservarnos, de llevarnos sanos y salvos a nuestro destino, hacia donde nos gustaría llegar, pero no nos sentimos seguros de poder lograrlo.

Aunque cada quien es responsable de sí mismo, y por lo tanto, es quien debe guiar sus pasos hacia sus objetivos, es quien tiene la obligación de mantenerse a flote, firme y llevar las riendas de su vida de manera segura, muchas veces se derrumba, pierde la dirección, se deja arrastrar por la corriente y se queda inerte cuando siente que todo le cae encima, como resignado a dejarse aplastar, decidido a terminar sepultado bajo la enorme montaña que él mismo ha creado con sus miedos, sus dudas y la seguridad de que todo está perdido.

Es entonces, cuando surge la presencia de ese alguien que cree que lo tenemos todo para llegar tan lejos como queramos.
Ese alguien que, quizás sin proponérselo, se convierte en el timonel de nuestro barco, que con sus palabras, unas veces dulces, otras tan fuertes que llegan a doler, nos dice que rendirse no es una opción, que nos empuja a seguir adelante.

Ese que es una bendición en nuestra vida, que aún teniendo que sujetar con firmeza el timón de su propia embarcación, se hace cargo de la nuestra para llevarla por las aguas más tranquilas, que no soltará jamás ese guía, aunque sienta que la furia de la tormenta le quiebra las manos.

Ese que se ha propuesto llevar nuestro barco a puerto seguro, para luego, sin tomar ningún mérito, decirnos:”Lo lograste. Siempre supe que podías hacerlo”.

Es tiempo de decirle que sus esfuerzos no son en vano y la mejor manera es ir en la dirección correcta, hacer que nuestra embarcación sea más ligera y mantenerla alejada de las zonas de tormenta.

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