Señor director: Luego de saludarle cortésmente, en nombre de Adozona me dirijo a usted a través de estas líneas con el fin de agradecer el editorial dedicado a nuestra entidad el pasado viernes 10 de agosto, en alusión a nuestro 30 aniversario.

Nos llena de satisfacción la posición en que nos coloca en el mismo, alentando a la sociedad a conocer el papel que jugamos e invitándole a visualizar nuestro rol en materia de inversión, empleos, exportaciones y aportes a la economía local.

Sin duda alguna, desde nuestra entidad estamos trabajando con el fin de no solo posicionarnos como sector, sino de continuar aportando riquezas a nuestra nación con distintas iniciativas, y buscamos abrir nuevas vías a través de las cuales podamos poner en alto nuestra marca país.

Gracias nuevamente por sus palabras de realce hacia nuestro sector y por el siempre apoyo brindado a nuestra entidad en particular. Me despido con la admiración y respeto de siempre.
Federico Domínguez Aristy
Presidente de Adozona

El Grito de Capotillo

Señor director: La Gesta Restauradora es el acto de mayor trascendencia para los dominicanos, pues vino de manera definitiva a reafirmar lo que hoy somos, una nación libre e independiente de toda potencia extranjera. Los haitianos, a raíz del tratado de Basilea del 1795, se habían aferrado a la idea de que la isla era única e indivisible, además de la lucha interna de los mismos dominicanos que clamaban la anexión al Reino de España, creyendo, estos, que nos iban a convertir a esta parte de la isla en una provincia con todos los derechos y deberes que disfrutaban los residentes en la madre patria, cosa que no sucedió. Muy por el contrario, llegó la discriminación del ciudadano criollo y en los cargos que debieron de ocupar los dominicanos fueron colocados en dichas vacantes personas provenientes de Cuba y Puerto Rico. Esta y otra medida como el no reconocer a los sacerdotes católicos dominicanos provocó la unión de los sectores productivos del Cibao, que junto a los militares patrióticos y hombres de gran valor hicieron suya la tarea para que el 16 de agosto del 1863, con el ataque a la ciudad de Santiago, donde sobresalieron los nombres de Benito Monción, Gaspar Polanco, Benigno Filomeno Rojas, entre otros, y al mismo tiempo otro grupo de hombres valientes en el centro de Capotillo, de la provincia de Dajabón, izó la bandera nacional. Loor a Santiago Rodríguez, Pedro Antonio Pimentel, José Antonio Salcedo, entre otros, quienes allanaron el camino definitivo para que hoy se viva en paz y en libertad.
¡Qué viva la República Dominicana!
Julián Arístides Pineda Meléndez
1er Teniente Ejército de República Dominicana

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