Tuve razón: la extraordinaria Marcha del Millón superó todas las movilizaciones ciudadanas del pasado, desde 1844 hasta nuestros días. Hubo gente de todo el país, de todas las clases, de todas las edades, de todos los colores, de todos los oficios. Y lo mejor: El verde esperanza, como siempre; el verde que empañan los corruptos, los impunes, los malvados…Fue una experiencia tan alucinante que entre la multitud vi a un hombre alto, blanco, canoso, delgado, adusto, de rostro alargado, entre triste e iracundo… (Creo que era Juan Bosch).

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