Esa brisa coqueta que en la tarde roza mi cara
Y que sutilmente baila con mi cuerpo
Me transporta a escenarios distintos del tiempo
A esos recuerdos bellos de mi pueblo.
La arena de mi ciudad Barranquilla
Igualita a la de mi pueblo Manatí
Que con su dorado sol inspira
Cada día más, poetas a escribir.
A dedicarte versos sentidos
A componerte canciones con cariño
Para agradecerte con su acontecer
Por el trato que les diste en el ayer.
Casitas de bahareque del ayer
Tu sombra que protegió mi sendero
Muchas veces en el atardecer
Cuando le diste luz a mis abuelos.
Eres tú hermosa Barranquilla
Protectora de mis antepasados
Eres tú como la brújula que guía
Cuidadosamente mis pasos.
Eres tú hermosa Barranquilla
La ciudad más bonita de Colombia
Eres tú la estrella que más brilla
En el norte del Caribe en su costa.
Hermosa Barranquilla, por Haner Luis Solano Anaya

A través de esta columna que tiene ya casi siete años, he planteado que la República Dominicana descubrió tardíamente el Caribe. A pesar de estar situada en el corazón del mar que divide el continente americano en dos grandes mitades; a pesar de que tenemos un clima tropical en el cual el calor nos arropa los 12 meses del año; a pesar de que nuestra gastronomía se parece mucho a la de otras islas; hemos vivido de espaldas al Caribe.

Después de casi siete años sumergida en los estudios del Caribe, me doy cuenta, para mi agrado, que nuestra región, la insular y la del gran Caribe, es rica y desconocida. Cuando me designaron en la posición de dirigir el Centro de Estudios Caribeños, solo tenía dos escritorios y una secretaria. Todo estaba por hacer. Y le doy gracias a la vida por esta oportunidad de descubrirme nuevamente: soy china santiaguera que vive desde hace varias décadas en Santo Domingo y que ahora descubre que es también caribeña. Las acciones emprendidas han dejado sus frutos.

En agosto del año 2017, el Centro de Estudios Caribeños de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra inició dos programas pioneros en la República Dominicana: la Maestría en Estudios Caribeños y el Doctorado en Historia del Caribe.

El primero es un programa holístico, abierto a un público amplio interesado en conocer el Caribe desde su perspectiva histórica, cultural y política. El segundo, constituye un hito en nuestro país.
Ese primer grupo de profesores, la mayoría profesores de nuestra universidad, acaba de finalizar el primer año del doctorado, en el cual estuvieron viendo un grupo de asignaturas fundamentales para la investigación y el conocimiento de la historia del Caribe. El cuerpo de profesores es una mezcla de investigadores dominicanos y extranjeros. Todos especialistas en investigación histórica sobre el Caribe, provenientes de Colombia, Puerto Rico, España, Cuba y por supuesto, de República Dominicana. A ese grupo de docentes los invitamos a compartir sus conocimientos. Su participación ha sido muy destacada. Gracias a los amigos y colegas Antonino Vidal Ortega (Colombia), Jorge Rodríguez Beruff (Puerto Rico), Roberto Valcácer (Cuba), Luis Escolano (España); y de nuestro país a Arturo Martínez Moya, David Álvarez, Reina Rosario y Luis Álvarez López. A finales de agosto tendremos una conferencia-taller con el amigo y colega Frank Moya Pons.

Finalizada la etapa de docencia, iniciamos ahora la fase más importante: la tesis. Antes de que comenzaran a meterse de lleno deberán presentar sus proyectos de investigación a un jurado quienes le autorizarían a seguir con su investigación o en su defecto, a reorientar el proyecto de investigación. Este proceso se realizará en septiembre.

Con el propósito de ofrecer a nuestros estudiantes nuevas perspectivas sobre la realidad caribeña, y nuevas ideas para orientar sus investigaciones, hemos organizado una semana de estudio en la hermosa y calurosa ciudad de Barranquilla. Allí tendremos encuentros con los estudiantes de los doctorados y los de maestría en estudios del Caribe. Compartiremos investigaciones, inquietudes y esperanzas. Soy una firme defensora de que viajar y conocer es una forma efectiva de aprender.

Estoy entusiasmada con el viaje que emprenderemos el lunes 6 de agosto. Nuestras ilusiones están a flor de piel. Después de un intenso año de trabajo, en el que muchos ojos estaban encima de nosotros por ser un programa pionero, hemos llegado a la primera etapa. Momento propicio para airear nuestros horizontes y replantearnos la necesidad de conocer mejor el Caribe.

El periplo contiene un horario intenso, pero tendremos oportunidad de conocer el Caribe continental a través de las principales ciudades colombianas de la costa: Barranquilla, Cartagena y Santa Marta. Mis acompañantes podrán comparar nuestro Caribe con el de los colombianos. Verán que su calor es más intenso porque las brisas son diferentes; verán que las playas son más serenas, que la comida es muy parecida a la nuestra, pero que sus rostros son distintos a los nuestros porque no hubo la mezcla racial de negros como hubo en nuestro Caribe insular. El calor del Caribe nos hace ser bullosos, maliciosos, burdos astutos para engañar a los turistas; en fin, porque allá, como aquí, la gente necesita ganar el peso a cualquier precio.

Emprendo este viaje feliz, no para conocer una región que he visitado muchas veces, sino porque podré ver las caras de asombro, de alegría, de preocupación y de ilusiones de este grupo de hombres y mujeres que me siguieron en esta empresa tan nueva y tan cuestionada por algunos porque desconfían de nuestra capacidad de renacer desde nuestras cenizas, como lo hace el ave Fénix. Aquí en este país corrupto, dañado por la idea del trabajo fácil, lleno de ignorancia e indiferencia, todavía hay gente que sueña, cree y lucha por la educación y por la construcción de nuestras propias capacidades. Hasta la próxima desde Colombia.

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