En el siglo XIV antes de Cristo, inventaron el sistema decimal. En el XI, la gran campana afinada y la cerveza fuerte (sake). En el X, los fuegos artificiales, bengalas, bombas, granadas, minas terrestres y minas de mar. En el IX, los vuelos de cometas tripulados. En el VI, el cultivo intensivo en hileras y azada, las rejas de hierro para arar y el arnés de rastreo. En el V, el tazón vibrante: un tazón de cobre diseñado y construido con tal precisión que, al frotar sus dos manubrios, crea picos de agua debido a las vibraciones generadas y a los puestos nodales del mismo.

En el IV, crearon el hierro fundido y los fuelles de pistón de doble acción que permiten que un flujo continuo de aire sea expulsado en el proceso de creación de metales. Además, descubrieron que las manchas solares eran un fenómeno solar motivado por las características propias de las estrellas. Establecieron la primera ley del movimiento, 2,100 años antes que Newton. Crearon las primeras armas químicas, específicamente, gas venenoso, bombas de humo y gas lacrimógeno. Descubrieron el uso del petróleo y el gas natural como combustible. Definieron el lugar en blanco para el cero. Inventaron y construyeron la ballesta y la brújula. En el III, inventaron el arnés de cuello y los mapas de relieve. Construyeron además el primer canal de transporte de contorno, el gran canal de China con una longitud de 1,100 millas.

En el siglo I, inventaron el acero, la manivela, la suspensión Cardán, una especie de giroscopio moderno, la criba rotativa de viento para separar las cascaras, el tallo y la paja del grano, y la sembradora multitubo que esparce y siembra las semillas a través de múltiples tubos. Descubrieron, 1,600 años antes que el genio isabelino Thomas Hariot, la estructura hexagonal que tienen los copos de nieve. Inventaron el paracaídas, los globos aerostáticos en miniatura, el tambor afinado, la carretilla y el papel. Describieron la circulación de la sangre e identificaron los ritmos cardíacos en el cuerpo humano, conocido también como el reloj biológico. Definieron la existencia del número negativo.

En el siglo I, inventaron la bomba de cadena para la irrigación y las técnicas de perforación profunda (4,800 pies) para la extracción de gas natural. Construyeron los primeros laboratorios de investigación herméticamente cerrados. Inventaron las pinzas deslizantes Descubrieron como extraer raíces superiores y solucionar las ecuaciones numéricas superiores. Identificaron las fracciones decimales.

En el siglo I después de Cristo, inventaron la correa de transmisión y el fuelle accionado por agua, una variante del de doble acción accionado por fuerza humana. También crearon el puente colgante y la primera máquina cibernética, un vehículo de dos ruedas con indicador movible que siempre señala al sur sin importar la dirección del vehículo.

En el siglo II, crearon la cartografía cuantitativa de los mapas basada en cuadriculado, permitiendo el cálculo más científico de las posiciones mediante el uso de coordenadas. Inventaron también el sismógrafo, la combustión espontánea que ocurre por el auto-calentamiento seguido por un escape termal y finalmente, por autoignición. Plantearon, 1,500 años antes que lo hiciera James Hutton, los aspectos e ideas esenciales de la geología moderna. Inventaron el timón, los mástiles y la técnica de la navegación. Construyeron los primeros compartimientos impermeables en embarcaciones. Inventaron el zoótropo, una caja cilíndrica giratoria con unas figuras dibujadas en el interior, que al observarse a través de rendijas cuando giran las figuras, producen la ilusión óptica de una sola figura en movimiento. Crearon la ciencia de la endocrinología, al inventar varias técnicas de extracción de diferentes hormonas de la orina. Crearon el compás y la brújula geomántica.

En el III, fueron los primeros en comprender el timbre musical. Inventaron el carrete de pesca, el estribo y la porcelana. Crearon el primer centro de control de plagas biológicas. Descubrieron las enfermedades carenciales, como el escorbuto y el raquitismo, causadas por la falta de ciertos elementos en la dieta. Fueron los primeros en utilizar el álgebra en la geometría. Calcularon el valor refinado de “pi.” En el IV, inventaron y construyeron el rotor del helicóptero y la hélice. Inventaron también la sombrilla.

En el V, realizaron el diseño esencial de la máquina de vapor, construyeron los espejos mágicos y se adelantaron 1,400 años a Siemens y Martin en el desarrollo del proceso de co-fusión conocido luego como proceso del acero de Siemens. Inventaron el bote de rueda de paletas. En el VI descubrieron el viento solar: mediante la observación del comportamiento y la trayectoria de los cometas, establecieron que la cola de los cometas siempre apunta en dirección opuesta al sol. Crearon la técnica de la navegación de tierra, consistente en vehículos de tierra impulsados por el viento a través de velas. Inventaron los fósforos y el ajedrez.

En el siglo VII, diseñaron y construyeron el primer puente de arco segmentario. Inventaron el brandy y el whisky. Descubrieron la diabetes. Utilizaron por primera vez la hormona de la tiroides para tratar el agrandamiento de la glándula. En el VIII, inventaron el reloj mecánico: el agua que fluía hacia las palas, giraba una rueda automáticamente, la cual completaba el giro completo en 24 horas. Inventaron también la impresión sobre papel utilizando bases de madera.

En el IX, lograron medir la diferencia entre el Polo Norte geográfico y el magnético de la Tierra, y determinar así el grado de declinación del campo magnético de nuestro planeta. Inventaron también la pólvora, las cartas de juego, el papel moneda y la lámpara permanente a base de aceite y mecha.

En el X, crearon la proyección cilíndrica Mercator del mapamundi atribuida a Gerardus Mercator cinco siglos después (1568). En el XIII idearon y construyeron los instrumentos astronómicos ecuatoriales. Inventaron la cadena de transmisión, la pintura fosforescente, las esclusas en canales utilizadas para subir y bajar barcos entre tramos de agua de diferentes niveles en ríos y canales. Inventaron también el lanzallamas. Incursionaron en la rama de la inmunología, realizando procesos de inoculación vía la inyección del virus en el cuerpo, para garantizar inmunidad de por vida.

En el XI, crearon la técnica para las operaciones de rescate de objetos pesados bajo el agua. Inventaron el cohete, el cual continuaron perfeccionando en el siglo XII. También la rueca utilizada para hilar a mano. Descubrieron el triángulo de Pascal, 554 años antes de que lo hiciera el matemático francés Blaise Pascal. En el XIII, inventaron la pistola, el cañón mortero y la pistola repetitiva. También la laca, barniz plástico para garantizar la conservación, resistencia y durabilidad.

En el XV, incursionaron en el campo de la remanencia magnética e inducción, específicamente, la eliminación de la magnetización con la exposición al calor, adelantándose 286 años al grado de calor calculado por Pierre Curie para desimantar metales (“the Curie point”). En el XVI, inventaron el sistema temperado en la música: sistema de afinamiento en el que el intervalo mínimo de medio tono es siempre igual entre una nota y su consecutiva.

Who are these guys? Los chinos. La respuesta no debería sorprender a aquellos familiarizados con los recientes hallazgos arqueológicos en China que validan la hasta hace poco “leyenda” de que previo a la Shang, existió la Dinastía Xia, punto de origen de la civilización china. La revista Science de agosto del 2016 revela los resultados de una investigación arqueológica que sitúa la Gran Inundación de China provocada por el desbordamiento del Río Amarillo, en 1920 antes de Cristo. En ese año, se instauró la Dinastía Xia bajo reinado de Yu. ¿Quién era Yu? El legendario héroe chino que logró domar el desbordamiento del Río Amarillo, recibiendo como premio el mandato para fundar y ser el primer emperador de la Dinastía Xia, la primera de la civilización china. Yu no era abogado, economista o político. Era el hijo del ingeniero exiliado que había fracasado en controlar el desbordamiento.

Una civilización que nació sobre la base del ingenio y la creatividad no podía mantenerse al margen del cambio tecnológico que tendría lugar en los siguientes cuatro milenios. Cuando se observan los aportes de China al conocimiento y al progreso de la civilización, no hay que dar muchas vueltas para comprender que todos, incluyendo a Occidente, estamos en deuda con China.

Es cierto que los 33 años de Mao provocaron un rezago costoso en la energía creativa de la civilización china, lo que podría explicar el afán de China de agenciarse rápidamente el acervo de conocimiento acumulado por Occidente, y que hoy, le presentan como prueba de prácticas incompatibles con las reglas para la sana convivencia económica global. Algunos dicen que los chinos están pasando factura. No nos engañemos. De las 3.1 millones de aplicaciones de patentes recibidas en el 2016, 1.3 millones fueron recibidas por la Oficina Estatal de Derecho de Propiedad Intelectual de China, mas que la suma total de las recibidas por EUA, Japón, Corea del Sur y Europa. Y eso, no parece que va a cambiar. De los 125,000 estudiantes chinos realizando estudios de maestría y Ph.D. en las universidades norteamericanas, el 64% está enrolado en las escuelas de ingeniería, matemáticas, ciencias físicas y ciencias de la computación. Mientras eso sucede, el 3 de noviembre del 2017, el corresponsal de tecnología del New York Times, Nick Wingfield, presentaba el contraste en un artículo titulado “The Disappearing American Grad Student”. Todo apunta a que la civilización china, con casi 4,000 años de historia, en poco tiempo, asumirá no solo el liderazgo económico mundial desplazando a la norteamericana de 411 años, sino también, en el ámbito del cambio tecnológico necesario para el progreso de la civilización humana.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas