¿Por qué cambia el discurso? ¿Por qué se enfatiza otros temas y otros aspectos? Al parecer porque cambian los intereses de diversos sectores socioeconómicos. Una vez asegurado el control del espacio desde la perspectiva de la defensa y pasada primera guerra mundial, se intenta promover la idea de la bonanza económica que de la mano de las inversiones. Los artículos dedicados a Cuba y a Puerto Rico dan esa pauta. También se intenta satisfacer las necesidades de un sector de la población estadounidense ávido de viajar y de encontrar lugares para vacacionar. Como ha mostrado Louis Perez, durante la primera guerra, cuando los estadounidenses no podían visitar Europa, surgieron nuevos sitios turísticos en la región como fue el caso de Cuba. O el de Jamaica, donde “In the Winter of 1918-19 thousands of people arrived from England and the United States, seeking the genial climate of tropical country” National Geographic Magazine con su definición amplia de geografía, ofreció a sus lectores gran cantidad de información de lo que era posible encontrar en las islas. Con relatos atractivos en los textos y una generosa cantidad de fotografías se dio a la tarea de promover las bondades de las islas e incitó a conocer y a disfrutar de esos lugares que ya eran visitados por el turismo británico, se hacía eco de una necesidad, aun de la que aquellos de sus lectores que solamente podían “viajar” sin moverse de su casa, los armchair traveler o viajeros de sillón. [1]

Continuamos con el interesantísimo libro de la amiga historiadora Laura Muñoz, Fotografía imperial, escenarios tropicales. Las representaciones del Caribe en la Revista National Geographic. Aunque ya le hemos dedicado tres entregas, y faltan otras tantas, estos artículos no pueden transmitir la riqueza del enjundioso trabajo investigativo. En esta oportunidad intentaremos hacer un resumen del capítulo titulado “El Caribe, Mediterráneo Americano”. Inicia contando que en el año 2006 la revista publicó un libro en el que se recogían reportajes realizados durante el siglo XX, pero que en ese texto no se había incluido ninguno de los reportajes que se habían hecho a la zona del Caribe. Afirma también la autora que hubo un cambio de discurso en la revista, resultado del control norteamericano en la zona y la necesidad de presentar un ambiente de bonanza económica. La nueva orientación convertía a los reporteros en verdaderos exploradores.

Pero como no era incitar a viajar, sino ofrecer una ventana al mundo para conocer sus costumbres, condiciones y características, acompañar diversas empresas movidas por interés económico, además de la difusión del discurso asociado a la exploración, el romance y la aventura, otras características de este periodo es que las miradas del Caribe se hacen a partir de relatos dedicados a un país en particular o a la región en su conjunto. Con un número de artículos equivalentes, que van intercalándose, pareciera que interesa presentar al Caribe como una región, pero también marcar los elementos que distinguen a cada una de las islas y que responde a la colonización con el romance y la aventura no significa que se abandone el interés por la ubicación estratégica o por reconocer la labor estratégica de los Estados Unidos en la región. Esto último es notorio en los textos dedicados a Cuba, a Haití y Puerto Rico que circularon entre 1920 y 1924, pero se percibe todavía en 1931 en el consagrado a República Dominicana. Para ocupar un lugar menos evidente en aquellos artículos en los que se presenta la noción del Caribe como un área geográfica, rica en sí misma o como puente hacia otras. En estos textos, que acompañan otras tantas empresas estadounidenses, romance y aventura son las palabras clave del discurso, incluso en aquello cuyo tema central es el recorrido de invierno de los acorazados de la Flota del Atlántico, o la travesía de los aviones del ejército estadounidense. Todos contribuyen a crear una geografía de la imaginación puesta en marcha para mover una empresa turística. [2]

Así pues, no cabe duda de que la estrategia de la National Gaographic Magazine, en las primeras décadas del siglo XX, fue la de fortalecer las características específicas de cada país que a su vez estaban acompañadas de “iconos visuales que eran retornadas cada vez que se hablaba de él”[3]. Era evidente, que después de los primeros años experimentales, para ese momento, la revista era más que popular en el público norteamericano y del mundo. Para eficientizar su servicio y disminuir costos, la revista comenzó a utilizar fotografías de agencias particulares, de fotógrafos independientes, así como de dependencias federales. La medida, sin embargo, fue contraproducente, pues sus fotos ya no guardaban el atractivo de antes, y sobre todo, eran publicadas por otros medios. “Esto lleva a preguntarse ¿en qué NGM moldeaba imaginarios y en qué proporción se hacía eco de representaciones que circulaban previamente?” [4] Por supuesto, que las críticas no provocaron la disminución de sus suscriptores. National Geographic continuó siendo un ícono en el gusto de un gran segmento de población.

Volvamos al tema del discurso elogioso a la labor de Estados Unidos en el Caribe. Afirma la historiadora que este discurso fue interrumpido temporalmente en enero de 1922 por el expresidente Williams Howard Taft. Sorprendió el reportaje sobre las Bermudas, pues no era considerada como parte integrante del Caribe, como un sitio excelente para el turismo. En el reportaje en cuestión se destacaban los mismos elementos que en otras islas caribeñas (“the transparent waters, the beuty of the shallow sea bottom near the shore”). “El artículo ofrece mucha información acerca de la historia, de la población y la economía de las islas mayores. Los resultados positivos se atribuyen a la colonización británica, adoptándose una mirada nostálgica que recupera personajes del pasado, desvinculándolos del horror de la dominación, para convertirlos en productos turísticos”.[5]
Este artículo, sigue explicando la autora, fue el que marcó la pauta para los próximos artículos en el que se mostraba al Caribe como una zona maravillosa para invertir en el turismo:

Las islas aparecen como lugares naturales, principalmente como paisajes, representan “el encanto del jardín tropical” pero sobre todo expresan la idealización de la abundancia del trópico. También aparecen las zonas urbanas y sus poblaciones, que participan de ese muestrario de lo exótico que se recoge en las páginas de las revistas, pero en el Caribe, a diferencia de lo exótico, no está lejos ni en un lugar misterioso. Aquí se trata de un exotismo matizado. (…) En este periodo el Caribe es un espacio ideal para la aventura y el romance, y la historia, se deja ver en la revista, así lo comprueba. Una historia fija que, una vez dados los datos fundamentales, no cambia. No es la historia contemporánea. Porque no se habla de la ola de violencia, protestas y huelgas que sacuden a los trabajadores de esas islas que ocupan el espacio.[6]

Así, se vendía nuestro Caribe como paraíso tropical, en el que se ocultaba la cruda realidad de las grandes mayorías. Espacio agotado. Hasta la próxima.
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[1] Laura Muñoz, Fotografía imperial, escenarios tropicales. Las representaciones del Caribe en la Revista National Geographic, México, Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora-Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología-El Colegio de Michoacán, 2014, p. 110.
[2] Ibidem, pp. 111-112.
[3] Ibidem, p. 114.
[4] Ibidem.
[5] Ibidem, p.127
[6] Ibidem, p. 163

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