La Justicia dominicana ha desmejorado tanto en las últimas décadas que hoy las mayores decisiones de jueces y fiscales están dirigidas a favorecer a los delincuentes, a los criminales de cuello blanco y a los corruptos. La población común no tiene esperanzas.

Este flagelo negativo contra las buenas costumbres y la salud social de la gente, tiene su nido en los cuarteles policiales, se traga las fiscalías barriales y corroe grandemente las instancias de decisión, desde los Juzgados de Paz hasta las más elevadas cortes.

La gente definitivamente no cree en la Justicia y eso permite que los delincuentes actúen impunemente, debido a que cuando acuden a un cuartel o a una fiscalía, el que delinque siempre tiene la razón, mientras los hombres y mujeres de trabajo solo reciben frustración. Es mejor dejarlo así “porque ni policías ni fiscales defienden a la sociedad y los jueces solo deciden por lo que ellos presentan sin tomar en cuenta a las víctimas ni profundizar en las indagatorias”.

Ese derrotismo, matizado por la politización de todas las estructuras de decisión, nos ha ido convirtiendo aceleradamente en una selva, donde todos hacen lo que quieren y nadie se percata, debido a que el Estado paga pero nadie quiere cumplir las leyes y reglamentos que rigen el buen vivir.

Si usted quiere saber lo que es sufrir, lleve un delincuente a un cuartel, a una fiscalía cualquiera y notará que quienes allí representan a la sociedad son, con honrosas excepciones, cómplices, aliados, amigos o temerosos de los delincuentes.

Nada hay que buscar en esas instancias y por esa razón la gente ha decidido aplicar la Ley del Talión o tomar la Justicia en sus propias manos. Esa es la sociedad en que lamentable y penosamente vivimos. Sea serio y sufra. Sea delincuente y viva.

Posted in Edición Impresa, Opiniones

Más de edicion-impresa

Más leídas de edicion-impresa

Las Más leídas