En el pasado los cálculos de las pérdidas generadas por las huelgas y protestas con suspensión de docencia de la ADP se limitaban a lo que el Estado paga en sueldos a esos servidores y el impacto en la vida de los estudiantes. Con las reformas introducidas en el sistema escolar, los daños colaterales son mayores. Las quejas son manifiestas. La Unión de Medianos y Pequeños Industriales de la Harina (Umpih) ya estima que sus pérdidas andan por los RD$10 millones, sólo con las últimas interrupciones. Imagínese lo que pasa con los demás suplidores del desayuno y el almuerzo escolar. Y pensar que los motivos nada tienen que ver con los maestros. Un juego costoso.