Los inmigrantes

Nueva vez asistimos a la cíclica discusión sobre la creciente inmigración. Para estos días del año el debate y la “alarma” se activan, pero olvidamos que muchos de los ciudadanos que persistentemente tratan de llegar a República Dominicana forman parte de los grupos que regresaron a su país para las fiestas de fin de año.

Nueva vez asistimos a la cíclica discusión sobre la creciente inmigración. Para estos días del año el debate y la “alarma” se activan, pero olvidamos que muchos de los ciudadanos que persistentemente tratan de llegar a República Dominicana forman parte de los grupos que regresaron a su país para las fiestas de fin de año.

Y como retornan en masa, necesariamente llaman la atención. Pero es más de lo mismo, sin que de este lado de la isla haya aprendizajes.

Hay un olvido consciente de que al oeste hay un conglomerado humano con un alto porcentaje de sus componentes que no tienen ninguna solución y no encuentran más alternativa que buscar los medios para salir de un infierno para llegar al purgatorio, donde encuentran soluciones a sus más acuciantes necesidades: sobrevivencia y la posibilidad de enviar algún dinerito a sus parientes.

Vienen a buscar alguna oportunidad. República Dominicana es eso, un escape. No es exactamente lo mismo que hacen los dominicanos que siguen intentando alcanzar las costas de Puerto Rico cuando ese otro conglomerado tiene colapsada su economía. Quizás los nuestros intentan seguir utilizando ese territorio como un trampolín hacia Estados Unidos. Nuestra emigración es más costosa y ambiciosa.

Sólo intentamos racionalizar una realidad inevitable. Al país continuarán llegando inmigrantes. En medio de una región en estado crítico (el Caribe oriental que no se repone de los devastadores efectos de los huracanes del año pasado; Cuba con una economía por el suelo; nada que decir de Venezuela… no hay otros destinos cercanos hacia dónde ir) difícilmente podremos evitar esos flujos.

No es que no haya alarma porque las cifras de inmigrantes aumentan. Es comprensible.

Naturalmente, las agencias gubernamentales de control fronterizo y aduanero deben hacer lo necesario para atenuar la llegada de haitianos y otras nacionalidades, pero hay factores objetivos y subjetivos que estimulan la percepción de que República Dominicana es un lugar dónde se puede ir.

No es que las agencias de control y seguridad fronteriza no hagan su trabajo. Tampoco pretendemos desconocer que los controles también se corrompen, pero debemos entender que las migraciones responden a causales económicos, sociales o políticos.

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