Facebook, páginas web, YouTube y Twitter son los principales espacios en los que se presenta la mayor cantidad de comentarios discriminatorios. Misoginia, homofobia, antisemitismo y clasismo son los ejemplos más comunes.

En los últimos tres años, el ciberbullying, entre acoso y mensajes de odio, ha crecido en las redes sociales, lo cual muchos especialistas buscan frenar.

No importa el contexto. Si un usuario hace una denuncia pública, llueven amenazas. Una ráfaga de insultos caerá sobre quien revele una preferencia. Tampoco faltan quejas para quien difunde una buena acción. Y ante cualquier tragedia, brotan las burlas.

Para Jaqueline L’Hoist, presidenta del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred), “no existe un contexto determinado que detone las actitudes violentas en internet. Basta con que alguien ponga un ‘hashtag’ que invite a crear respuestas que agreden a un grupo en particular. Es difícil saber quién empieza, a quién se le ocurre, pero lo ponen en internet, hay quien lo replica, se vuelve tendencia y, una vez ahí, la difusión es imparable con todo y sus consecuencias”, explica.

Denunciar, el primer paso

La libertad de expresión es un derecho fundamental. Lo mismo que el anonimato en redes. Gracias a esto es que muchas personas pueden usar Twitter para hacer denuncias públicas, por ejemplo. Ante ese panorama, la principal medida para revertir el odio en redes, de acuerdo con los especialistas, tiene que ser la autorregulación y la responsabilidad.

Plataformas como Facebook, Twitter y Google crean estrategias para frenar conductas repetitivas de odio, agresiones y difusión de pornografía. Denunciar las publicaciones agresivas e incluso notificar a las empresas sigue siendo una buena estrategia para identificar los perfiles agresores e incluso cerrarlos.

Faltas de denuncias en los ciberacosos

Una amenaza en redes sociales puede llevarse al ámbito judicial. Especialistas coinciden en que la falta de denuncias sigue siendo un factor para que los discursos de odio en internet continúen. Según las estadísticas, uno de cada 100 tuits tiene contenido discriminatorio y el 80% de casos de discriminación no llega a conciliación por falta de denuncia.

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