Competitividad

Se define como competitividad la capacidad de generar mayor satisfacción en los consumidores, al ofrecerles mejor precio por la misma calidad. Las empresas que son capaces de esto, son las que se quedan con la mayor cuota del mercado.

Se define como competitividad la capacidad de generar mayor satisfacción en los consumidores, al ofrecerles mejor precio por la misma calidad. Las empresas que son capaces de esto, son las que se quedan con la mayor cuota del mercado.

Todo lo que afecte los costos (sin aumentar la calidad) disminuye la competitividad de empresas y países. Mientras más bajos los salarios, por ejemplo, mejor se puede competir. También son determinantes la calidad del servicio, la capacidad de producir rápido, la respetabilidad de las instituciones (o sea, que no te puedan robar lo tuyo fácilmente) y la estabilidad de precios.

Los países no deberían competir únicamente con mano de obra barata, porque a medida que más empresas se instalan, tendrían que ofrecer mejores salarios para atraer empleados. Y lo inicial dejaría de ser ventaja. Lo mismo pasa si solo se compite mejorando la calidad. A la larga también habría que pagar mejor.
Es con innovación (haciendo cosas nuevas o cosas antiguas de manera diferente) que se logra competir y sobrevivir.

Y esta capacidad de innovar surge por lo general de la gente normal, “sobre la marcha”. Como el caso de Amancio Ortega, que simplemente tenía la manía de mandar a preguntar a sus clientes qué querían encontrar en sus tiendas. O del fundador de Ikea, a quien se le ocurrió diseñar el embalaje plano, cuando observó que una mesa no cabía en el baúl de un carro.

Ninguna de estas ocurrencias surgió de científicos ni eruditos universitarios. Y sin embargo generaron miles de empleos y millones de dólares de beneficio.

Gastar cantidades industriales en departamentos de investigación y creatividad no garantiza la innovación. Demasiadas veces ese barril sin fondo ha llevado a las empresas a la quiebra.

Esto deberían entenderlo los políticos, a los que tanto les gusta gastar en “clusters tecnológicos” y “parques científicos”, creyendo que con esto están sobresaliendo en la historia.

Deberían mejor garantizar las condiciones para que gente común y corriente se anime a implementar ideas que marquen la diferencia, y que faciliten sus proyectos empresariales. Pero claro…esto no les inflaría el ego en ninguna inauguración.

Posted in ConsejosEtiquetas

Las Más leídas