Libertad griega y democracia romana (III)

Un punto de avance en la historia occidental fue la toma de Constantinopla por los turcos. Este hecho militar creó la necesidad de buscar nuevas rutas para tener acceso a la pimienta de oriente, pues la ruta de las especias quedaba en manos del imperio otomano.

Un punto de avance en la historia occidental fue la toma de Constantinopla por los turcos. Este hecho militar creó la necesidad de buscar nuevas rutas para tener acceso a la pimienta de oriente, pues la ruta de las especias quedaba en manos del imperio otomano.

Esta necesidad comercial motivó exploraciones de nuevas rutas hacia oriente y un hecho fortuito que cambiaría el curso de la historia: el descubrimiento de América.

Otro hecho no menos importante en el camino de la libertad y la democracia fue la reforma luterana. Más allá del sisma que provocó en la Iglesia, influyó en el cuestionamiento a la “verdad absoluta” y en el fortalecimiento posterior de Estados laicos.

Ayudando a cimentar las bases teóricas para criticar la “justificación teológica del orden político”. Estos hechos, en conjunto, terminaron la Edad Media e iniciaron la modernidad.

Sucede entonces la “Ilustración” como un movimiento que, en el campo político, cuestiona las bases en que se sustentaba el sistema vigente. Teniendo en Francia a pensadores como: Diderot, Rousseau, Montesquieu y Voltaire. Y, como antecesor, al británico John Locke quien, sobre la libertad escribió que: “…consiste en no vivir sometido por ninguna traba fuera de la ley natural” (Ensayo sobre el gobierno civil, 46). Y quien, por demás, considera como un derecho la rebelión contra un gobierno tiránico.

Desde aquí en adelante la libertad y la democracia marcharán a diferentes velocidades tanto en Europa como en América.

En América y África, esencialmente, se instauraba un régimen de explotación colonial y saqueo, con diferentes características según la colonia –y el colonialista-, utilizando mano de obra esclava en la faena. Obviamente, ni pensar, durante varios siglos, en libertad o en democracia.

Este camino que hemos descrito de la libertad y la democracia, tortuoso, sinuoso y muchas veces bifurcado, tiene un importante punto de avance en la revolución de las treces (13) colonias norteamericanas. Misma que tuvo un empuje económico y comercial, exigiendo un trato igualitario en materia impositiva, con la cual se constituyó los Estados Unidos de Norteamérica, primera nación del continente americano en declarar su independencia, (1776).

Mientras, en Europa estallan los primeros atisbos revolucionarios y continúan las sustentaciones teóricas en contra del “Ancien regine”.

En el plano de los “hechos”, una serie de factores incubaron la indignación popular, la caída de las monarquías y el ascenso a la dirección política del Estado de los burgueses. Eran tiempos heroicos. La toma de la Bastilla grabó en la memoria colectiva de la humanidad tres palabras que todo lo contienen, imperecederas y que, para muchos, aún hoy, son utópicas: Libertad, igualdad y fraternidad.

La libertad (griega) y la democracia (romana), como categorías históricas que garantizan la determinación individual, respetando las normas de convivencia como un pacto colectivo en beneficio de la comunidad, con independencia entre los poderes públicos y una cabal fiscalización del poder político, se han ido conformando con múltiples factores, entre estos, los precedentemente expuestos.

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