La probabilidad de que la mención de la palabra contrato en el mercado eléctrico, desate rasgados de vestiduras en países poco dados al análisis de las informaciones publicadas como República Dominicana, es excepcionalmente alta.

Si esos contratos emanan de acuerdos logrados en reuniones cuasi-secretas salpicadas de unas tapas en Madrid, las denuncias y acusaciones de indelicadezas procedentes de manadas de organismos unicelulares son inevitables.

La realidad es que contrato en el mercado eléctrico dominicano genera el mismo sentimiento que la palabra adenda en proyectos de obras públicas. De la misma manera, las palabras mercado spot y licitación son percibidas como los Mandamientos 11 y 12 de Jehová contenidos en las tablas que Moisés bajó del Sinaí.
Cuando se anunció el fin de los contratos de compra de energía amparados en el Acuerdo de Madrid que concluyó el 31 de julio de 2016, las celebraciones y los cantos de alabanzas casi igualaron a los del pueblo de Israel cuando guiado por Moisés se liberó del cautiverio egipcio.

Fueron esos contratos los responsables de que en marzo del 2012, cuando el precio del Fuel Oil #6 promedió US$111.60 el barril, las EDES enfrentasen un precio promedio de compra de energía contratada de 17.9 centavos de dólar el kWh. ¡Qué abuso! No se dice, sin embargo, que en ese mismo mes, el precio promedio de la energía comprada por las EDES en el mercado spot fue de 24.1 centavos de dólar. Tampoco se dice que cuatro años después, en marzo de 2016, las EDES compraron la energía bajo contratos a 9.1 centavos de dólar el kWh, también por debajo del precio promedio vigente en el spot durante ese mes: 10.5. ¿Bajo Madrid? Sí, bajo Madrid.

Al finalizar el Acuerdo de Madrid, las EDES fueron liberadas del yugo de los denominados contratos “leoninos”. El 1ro. de agosto de 2016, se inició la marcha triunfal que llevó a las EDES a la tierra prometida, aquella donde podrían comprar libremente la energía en el Spot, Mercado Spot. A partir de ese momento, casi la mitad de toda la energía comprada por las EDES comenzó a ser comprada en el Spot.

Cuando ingresaron con ímpetu al Spot todo iba bien. De repente, se escuchó a alguien que voceó una palabra descompuesta: ¡Capaperro! Por alguna razón los compradores de energía en el Spot empezaron a descubrir que esa no era la tierra que se les había prometido. Fueron liberados del yugo de los contratos para llevarlos a un mercado libre que los obligó a pagar un precio más caro.

En efecto, durante el período enero-julio de 2017, el precio promedio pagado por las EDES en sus compras de energía en el spot (12.73 ctvs. de dólar por kWh) ha sido 17.3% más caro que los 10.86 ctvs. pagados en las compras bajo contratos. Si las EDES hubiesen permanecido bajo el cautiverio absoluto del Acuerdo de Madrid, comprando todas sus necesidades de energía bajo contratos, en los primeros 7 meses del 2017 se habrían ahorrado US$69.9 millones, con lo cual, su déficit de compra y venta de energía, en vez de haber sido de US$63.7 millones, habría sido un superávit de US$6.9 millones.

No se necesitaban abundantes neuronas para darse cuenta lo que acarrearía el final del Acuerdo de Madrid sin el puente de empalme que permitiese a las EDES seguir comprando al menos el 80% de sus requerimientos de energía en un mercado de contratos. Sólo se requería echar una mirada rápida a la brecha entre el precio promedio de la energía comprada en el spot y el precio de la comprada bajo contratos del 2010 en adelante. En el período de 91 meses transcurrido entre enero del 2010 y julio de 2017, sólo en 3 meses el precio en el spot cayó ligeramente por debajo del precio bajo contratos. Ahora podemos comprender el porqué alguien voceó la palabra descompuesta cuando las EDES ingresaron a la tierra Spot.

Si las EDES hubiesen podido comprar el 100% de sus necesidades de energía durante el período 2010 – julio 2017 en el mercado de contratos, se habrían ahorrado US$618.8 millones, con lo cual habrían evitado el tener que incurrir en endeudamientos muy costosos para pagar a los generadores, como el de los certificados de reconocimiento de deuda por US$778 millones en que incurrieron en 2015, a una tasa de 10% anual y un vencimiento promedio de 3 años.

Lo mejor que le podría pasar a las EDES es la contratación de la mayor parte de sus compras de energía, sin olvidar que es falso que “licitarás todo excepto la selección de Jehová como único proveedor de salvación y vida eterna” era el decimosegundo Mandamiento. Lo sucedido en la última licitación de compra de energía por 429 MW convocada por las EDES, para la cual se recibieron y abrieron 17 ofertas la semana pasada, debería ser suficiente para que las EDES y la CDEEE entiendan cómo los mercados spot pueden mal-acostumbrar a los generadores a márgenes de ganancia excesivos y motivarlos a pre-concertar ofertas de precios abultados en licitaciones.

¿Regresar a Madrid para llegar a un nuevo acuerdo? Imposible. Nada sería más políticamente incorrecto. ¿Entonces? Tomen las ofertas presentadas en la licitación, aprovechen que los precios de los hoteles en Barcelona se han desplomado con el intento de secesión, y vengan de allá con un Acuerdo de precios de energía por debajo de 8.6 centavos de dólar por kWh con generadores que teman que las EDES, para apoyar la consolidación fiscal, opten por limitar más el abastecimiento de la demanda.

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