Demos gracias

Ayer pedíamos la protección del Todopoderoso. Hoy debemos dar gracias. Gracias porque pasó el huracán Irma en las costas Noreste y Noroeste y no causó daños mayores, particularmente pérdidas de vidas humanas.

Ayer pedíamos la protección del Todopoderoso. Hoy debemos dar gracias. Gracias porque pasó el huracán Irma en las costas Noreste y Noroeste y no causó daños mayores, particularmente pérdidas de vidas humanas.

Muchos factores contribuyeron. Lo primero es que el huracán giró algunos grados, y pasó a 100-130 kilómetros al Norte de Samaná y Puerto Plata, una significativa distancia de nuestras costas. Eso permitió que apenas nos tocaran ráfagas de vientos de menos de cien kilómetros por hora. Eso fue un magnífico azar, o una dicha o una bendición, como dirían la mayoría de los dominicanos.

Es verdad que hubo algunos daños, pero claramente menores, si los comparamos con las pérdidas humanas y materiales de Puerto Rico, San Martín y Barbuda. Nuestra solidaridad con los habitantes de esas islas hermanas.

En las horas que quedan bajo los efectos de Irma, que son las lluvias y algunas ráfagas de vientos, es importante que las personas anden con cautela en las proximidades de ríos, arroyos y cañadas.

Pero Irma nos ha dejado beneficios. Los campos están bien mojados, y hasta ahora no hay noticias de predios agrícolas gravemente inundados. Hasta donde hemos visto, las presas
desaguadas recuperarán sus caudales y quizás algo más. De modo que tendremos agua para el consumo humano y para la agropecuaria, en lo que sería la continuación de un año de alta pluviometría.

Los organismos de socorro, liderados por la presidencia de la República, actuaron con acierto. Informaron oportunamente sobre el curso del huracán y orientaron a la población sobre los protocolos a seguir.

La población también actuó con mucho sentido de civismo y de auto conservación. Acogió las recomendaciones de los organismos de protección, antes, durante y después del fenómeno.

Pero hay que agradecer que Irma no nos tocara directamente. Para muchos, el Señor escuchó sus plegarias. Los creyentes hicieron amplias cadenas de oración. Siguen diciendo que este pueblo es bendito. Eso no daña a nadie. Celebremos que no haya tanta destrucción ni demasiado que lamentar.
Demos gracias.

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