Adiós Jerry Lewis, artista y sobreviviente de Hollywood

Jerry Lewis personificó lo que significa ser un sobreviviente en Hollywood.

Jerry Lewis murió el domingo 20 de agosto del 2017 en Las Vegas. Tenía 91 años.
Jerry Lewis murió el domingo 20 de agosto del 2017 en Las Vegas. Tenía 91 años.

LOS ANGELES (AP) — Jerry Lewis personificó lo que significa ser un sobreviviente en Hollywood.

A través de sus altibajos de popularidad, sus problemas de salud y sus fluctuaciones de peso, y a pesar de los cambios trascendentales en la industria del entretenimiento con el paso del tiempo, Lewis siempre encontró una manera de luchar, de reinventarse, se mantenerse relevante. Es algo que las estrellas perdurables saben hacer de una manera instintiva; quizás es esa misma energía lo que las lleva a ser estrellas en un principio.

Lewis fue un comediante consumado y su distintivo legado prevalecerá por décadas. El expresivo y frenético artista que saltó a la fama en el teatro, la radio, la TV y el cine en sociedad con Dean Martin, escribió, produjo y dirigió sus propias cintas de comedia y conquistó a un público aún más amplio como el incansable y sensible anfitrión de un teletón anual a beneficio de la distrofia muscular, falleció el domingo en su casa en Las Vegas rodeado por su familia. Tenía 91 años.

Lewis, que había batallado una fibrosis pulmonar, dolencias cardiacas, un debilitante problema de la espalda y una adicción a los analgésicos, murió de causas naturales, según su publicista.

Su carrera abarcó la historia de la industria del espectáculo del siglo XX, comenzando en el show de vodevil de sus padres a los 5 años. Tenía solo 20 cuando su dupla con Martin lo convirtió en un astro internacional. Más adelante hizo una serie de películas exitosas como “The Bellboy” (“El botones”) y «The Nutty Professor» (“El profesor chiflado”), apareció en «The King of Comedy» (“El rey de la comedia”) de Martin Scorsese e hizo de él mismo en «Mr. Saturday Night» (“El cómico de la familia”) de Billy Crystal. En la década de 1990 regresó al escenario como el diablo en una reposición de «Damn Yankees» en Broadway.

Como un octogenario siguió viajando por el mundo, planeando nuevas versiones de algunas de sus primeras películas y trabajando en una adaptación teatral de «The Nutty Professor». Era tan activo que a veces olvidaba lo básico, como comer, según recuerdan sus asociados. En el 2012, Lewis se perdió una ceremonia de premios presentada en su adorado Friars Club por una baja de azúcar debida a una mala alimentación y tuvo que pasar la noche en el hospital. En sus 90s, siguió haciendo monólogos de comedia.

En una entrevista con The Associated Press en el 2016 Lewis, que a sus 90 años estaba promocionando la película «Max Rose», dijo que todavía se levantaba cada día a las 4:30 o 5 de la mañana para escribir, y que tenía un puñado de monólogos de comedia en su calentario.

Aunque fue una gran influencia para Jim Carrey y otros artistas bufonescos, las generaciones siguientes lo conocieron principalmente como el mestro de ceremonias del teletón del Día del Trabajo para la Asociación de Distrofia Muscular, donde bromeaba, recordaba y presentaba invitados, compartía historias sobre niños enfermos y concluía con su himno personal: la balada «You’ll Never Walk Alone». Desde la década de 1960, los teletones recaudaron unos 1.500 millones de dólares, incluyendo más de 60 millones en el 2009. En 2011 anunció que dejaría de ser el anfitrión, pero que seguiría presidiendo la asociación a la que unió hace unos 60 años.

Sus esfuerzos para recaudar fondos le merecieron el Premio Humanitario Jean Hersholt en la ceremonia de los Oscar del 2009, un honor que dijo que le tocaba «el corazón y lo más profundo del alma». Pero el teletón también fue criticado como sensiblero y explotador de niños, conocidos como «los niños de Jerry». Un niño que fue imagen de la distrofia muscular en los 60, Mike Ervin, hizo años después un documental titulado «The Kids Are All Alright», en el que alegó que Lewis y la Asociación de Distrofia Muscular lo trataban a él y a otros como objeto de lástima y no como una persona real.

«Él y su teletón simbolizan una mentalidad benéfica anticuada y destructiva de los años 50», escribió Ervin en el 2009.

Lewis era el clásico comediante que añoraba con hacer de «Hamlet», llorando tan fuerte como se reía. Irrespetó y les gruñó a críticos y entrevistadores que lo disgustaban. Pontificó en programas de tertulia, sermoneó a estudiantes universitarios y compiló sus pensamientos en el libro de 1971 «The Total Film-Maker».

«Yo creo, a mi manera, que digo algo en el cine. Les llego a quienes probablemente no tienen la mentalidad de entender de qué se trataba ‘A Man for All Seasons’, y a muchos que sí lo entendieron», escribió. «No me avergüenza lo aparentemente tillado o azucarado que pueda sonar algo en mis películas. En realidad yo hago películas para mis tataranietos, no para mis colegas del Sindicato de Directores de Cine o los críticos».

El 24 de julio de 1956, Martin y Lewis pusieron fin a su show en el Copa y se mantuvieron distanciados por años. Martin, quien murió en 1995, sí hizo una sorpresiva y dramática aparición en el teletón de Lewis en 1976 (una reunión negociada por su amigo en común Frank Sinatra), y el director Peter Bogdonavich casi los convenció de que aparecieran juntos en una película como antiguos colegas que ya no se hablan. Tras la muerte de Martin, Lewis dijo que ambos habían comenzado a tratarse nuevamente como amigos en los últimos años y expresó en repetidas ocasiones su admiración por Martin por encima de todos los demás artistas.

Lewis se distinguió tras la separación revelando un lado serio tan inesperado como el don de Martin para la comedia.

Trajo al director de comedia Frank Tashlin para realizar «Rock-a-bye Baby» (“Papá soy yo”), “Cinderfella» (“Erase una vez un Ceniciento”), “The Disorderly Orderly» (“El matasanos”), “The Geisha Boy» (“Tú, mi conejo y yo”) y «Who’s Minding the Store?» (“Un loco con suerte”).

Con «The Bellboy», sin embargo, asumió los puestos de productor, director, guionista y protagonista, como su ídolo Charles Chaplin. Entre los éxitos bajo su propia batuta están «The Nutty Professor» de 1963, con un papel estilo Jekyll y Hyde en el que se transformaba de un profesor universitario nerd al cantante sensual (y engreído) Buddy Love, considerado una parodia de Martin.

También dirigió «The Patsy» (“El ingenuo”), “The Errand Boy» (“De golpe en golpe”), “The Family Jewels» (“Las joyas de la familia”) y «The Big Mouth» (“El bocón”).

Los créditos más recientes de Lewis en el cine incluyen cintas de bajo presupuesto como «Arizona Dream» (“Sueño de Arizona”), con Johnny Depp, y «Max Rose», que se estrenó en el 2016. Asimismo, apareció como invitado en la serie televisiva «Mad About You» y tuvo un pequeño papel en la nueva versión de «The Nutty Professor» (“El profesor chiflado”) de Eddie Murphy.

Lewis, cuyo verdadero nombre era Joseph Levitch, nació en Newark, Nueva Jersey, el 16 de marzo del 1926. Su padre, que usaba el nombre artístico de Danny Lewis, era un cantante en los circuitos borscht y burlesco y su madre tocaba el piano en el espectáculo de su padre. Como hijo único a menudo se quedaba solo en cuartos de hotel, o en Brooklyn con sus abuelos paternos, que eran inmigrantes rusos judíos, o con sus tías en Nueva Jersey.

«Toda mi vida he tenido miedo de estar solo», dijo Lewis una vez. En sus últimos años la soledad lo acechaba, y se rodeó de un séquito en el trabajo y en su casa.

La fama le trajo mujeres y Lewis escribió abiertamente sobre sus muchas parejas. En 1982, luego de 36 años de casados y seis hijos, su esposa Patti Lewis le pidió el divorcio. Luego escribió un libro en el que argumentó que el comediante era un adúltero y un drogadicto abusivo con sus hijos. Lewis se casó con Sandra Pitnick, una ex auxiliar de vuelo de 32, cuando él se acercaba a los 60. Juntos tuvieron una hija a la que llamaron Dani en honor al padre del comediante.

«Estoy tan agradecido de estar en ese escenario o frente a esa cámara», Lewis dijo a The Associated Press en el 2016. «Para tener la carrera que yo tuve en el cine, soy el judío más afortunado que haya vivido. Me siento tan agradecido por eso. No me aprovecho de eso. No lo uso inapropiadamente. Y me encanta el hecho de que no hay un lugar al que yo vaya donde la gente no me conozca».

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