«Bajitos»

En años de infancia de mi veinteañera hija, cuando se ausentaba sin mí yo sentía nuestra casa espantosamente sola. Las paredes parecían caerme encima, todo desolado. Ella de regreso, su risa, sus juegos, lo llenaban todo, la casa retomaba calidez&#82

En años de infancia de mi veinteañera hija, cuando se ausentaba sin mí yo sentía nuestra casa espantosamente sola. Las paredes parecían caerme encima, todo desolado. Ella de regreso, su risa, sus juegos, lo llenaban todo, la casa retomaba calidez hogareña y volver a la rutina era lo más feliz. Momentos que me puntualizaron que los niños son la alegría y después de ellos nada es igual sin ellos. Los evoqué estos días de cierre de año escolar al ver a padres de menores agitados sobre en qué entretener a “los muchachos” ante el mucho tiempo libre en casa ahora. Deben relajarse. Quizá después ese tiempo de “bajitos” “molestando” todo el día se extraña y tiempo que se va, no vuelve. 

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