Patriota y tirano, héroe y villano (II)

El notable historiador y médico dominicano Alcides García Lluberes, hijo del llamado Padre de la Historia Dominicana, José Gabriel García, era aún estudiante de la escuela primaria cuando acaeció el magnicidio de Ulises Heureaux con una edad…

El notable historiador y médico dominicano Alcides García Lluberes, hijo del llamado Padre de la Historia Dominicana, José Gabriel García, era aún estudiante de la escuela primaria cuando acaeció el magnicidio de Ulises Heureaux con una edad de algo más de diez años. A sesenta y seis años de distancia del suceso histórico, con la patria ocupada por fuerzas intervencionistas de Norte América, el Dr. Lluberes relata su fiel versión del acontecimiento, así como su pesquisa en la búsqueda de precisión histórica:

“Enriquecemos estas notas como una narración que me hizo del no muy bien conocido suceso, el Gral. Cipriano Bencosme, mocano de viso y quien había sido íntimo amigo de Ramón Cáceres. Bencosme residía a la sazón en la casa que habitaba Jacobo de Lara el 26 de julio de 1899, y yo le hice una noche una visita a Bencosme en dicha morada para hablar acerca de la muerte de Heureaux. El querido amigo Cipriano Bencosme me refirió:
“Por entre estas dos puertas le hizo Jacobito el primer disparo a Lilís, quien estaba en la acera, produciéndole una herida que resultó solo un chasponazo en la nuca. Instantáneamente Mon le da el primer tiro a Lilís, estando sobre la acera: el que le hirió el brazo izquierdo; entonces Mon baja de la acera, se le enfrenta a Lilís y le asesta sus otras cuatro balas en el pecho. El quinto balazo que Heureaux tenía en el pecho se lo dio Mon Lara, cuando los muchachos se alejaban del temido muerto. Mon Cáceres me dijo que él le dio el primer balazo a Lilís en el brazo izquierdo, porque él sabía que Heureaux sacaba el revólver con la mano izquierda, para ponérselo en la derecha, la manca, con la cual disparaba. Así es que Lilís, cuando recibía los balazos de Cáceres en el pecho hacía esfuerzos desesperados por sacar el revólver, cosa que logró cuando estaba ya moribundo; hizo entonces un disparo sin tino y mató a Eduardo Ignacio, el pobre mendigo que conocía a Lilís como a limosnero generoso y esperaba su dádiva”. Continúa el Dr. García Lluberes:

Todavía después de cuatro años, en Cáceres como que renacían sus acontecimientos del 26 de julio de 1899. En el número 4356, del 3 de febrero de 1904, del Listín Diario, podéis leer copia de una carta que le escribió Ramón Cáceres a Juan Isidro Jimenes, desde los campos de Moca, con data 6 de enero del mismo 1904, y en la que restallan estas amenazadoras parrafadas:”

´Nuestros campos están, por tanto, bien deslindados. Esto por una parte; por otra, debo decirle que sé que estoy condenado a muerte por usted y los suyos: asimismo debe usted saber que usted lo está por mí y por los míos, y a última hora por mí personalmente´.

La muerte de Lilís no terminó la incipiente confrontación de apariencia político-social entre liberales nacionalistas y liberalistas económicos que representaban los bolos y los coludos, pues el último gobierno de Heureaux se había forjado bajo su premisa de que solo la inversión del capital extranjero, podría producir desarrollo económico para la nación.

Posted in Columnas, Edición ImpresaEtiquetas

Las Más leídas