Conocer la nueva ley de tránsito

Hace meses, le pregunté a un turista español qué era lo que más le impresionaba de nuestro país. Me contestó con naturalidad: el tránsito. “Oye tío, aquí ando en una moto que contamina todo el ambiente, y circulo por las calles sin camisa,&#823

Hace meses, le pregunté a un turista español qué era lo que más le impresionaba de nuestro país. Me contestó con naturalidad: el tránsito. “Oye tío, aquí ando en una moto que contamina todo el ambiente, y circulo por las calles sin camisa, sin casco protector, sin documentos, con una cerveza en la mano, en vía contraria, tarde en la noche, y si alguna autoridad me detiene lo resuelvo con unos pocos euros, esto es una maravilla. En serio, para como ustedes conducen, pocas cosas lamentables ocurren en las vías”.

Pronto entrará en vigencia la Ley 63-17 sobre Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial. Esta ley, en caso de que se cumpla, tendrá un impacto sin precedentes entre conductores, peatones y pasajeros; también repercutirá en la seguridad ciudadana pues su aplicación hará que disminuyan los crímenes y delitos. También crea la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (DIGESETT) que tendrá la función de fiscalizar a los conductores en nuestras calles.

Ahora no nos importan los semáforos ni las señales; hacemos caso omiso a los límites de velocidad; nos “parqueamos” de cualquier manera, incluso en lugares reservados para discapacitados; recorremos las autopistas como tortugas en el carril izquierdo; los carros de concho se detienen a recoger transeúntes donde hay una advertencia que dice “no pasajeros”; rebasamos los vehículos sin la mínima prudencia; no respetamos a los agentes de tránsito, sobre todo porque ellos mismos no se respetan; detrás del volante vamos a la ofensiva, que el otro es el que debe ceder, aunque yo no tenga derecho; nos colocamos el cinturón de seguridad cuando vemos un Amet; tocamos la bocina sin necesidad, aún cuando cien automóviles estén delante… y podríamos continuar con más ejemplos.

Y cuando somos peatones, cruzamos la calle por cualquier punto, esquivando los automóviles haciendo zigzag, desconociendo que existen lugares específicos para hacerlo, y ni qué decir de los puentes peatonales, donde a veces están de lujo.

Es tiempo que inicie una campaña para que la población conozca el alcance de la Ley 63-17, que viene con la mejor intención del mundo, pero que contiene artículos que requerirán tiempo para ser asimilados por la población, como, a modo enunciativo, las grandes multas (incluye a los peatones), el uso limitado de las motocicletas, la vida útil de los vehículos de pasajeros, la regulación de los taxis y las fuertes sanciones para quienes no respeten los semáforos.

Ojalá con esta nueva ley llegue el día en que aquel extrovertido turista español piense diferente sobre cómo conducimos, aunque le duela tener que cumplir las normas de tránsito, como lo hace en la Madre Patria.

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