La política norteamericana en el Caribe. Alianza para el Progreso: Declaración de los pueblos de América 2

Declaración de pueblos de AméricaReunidos en Punta del Este, inspirados en los principios consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en la Operación Panamericana y en el Acta de Bogotá,…

Declaración de pueblos de América

Reunidos en Punta del Este, inspirados en los principios consagrados en la Carta de la Organización de los Estados Americanos, en la Operación Panamericana y en el Acta de Bogotá, los representantes de las repúblicas americanas acuerdan entre sí constituir la Alianza para el Progreso en un vasto esfuerzo para procurar una vida mejor a todos los habitantes del Continente.

Esta Alianza se funda en el principio de que al amparo de la libertad y mediante las instituciones de la democracia representativa, es como mejor se satisfacen, entre otros anhelos, los de trabajo, techo y tierra, escuela y salud. No hay ni puede haber sistema que garantice verdadero progreso si no proporciona las oportunidades para que se afirme la dignidad de la persona que es fundamento de nuestra civilización.

En consecuencia
Los países signatarios en uso de su soberanía se comprometen durante los próximos años a:

Perfeccionar y fortalecer las instituciones democráticas en aplicación del principio de autodeterminación de los pueblos.

Acelerar el desarrollo económico y social, a fin de conseguir un aumento sustancial y sostenido del ingreso por habitante, para acercar en el menor tiempo posible, el nivel de vida de los países latinoamericanos al de los países industrializados.

Ejecutar programas de vivienda en la ciudad y en el campo para proporcionar casa decorosa a los habitantes de América.

Impulsar, dentro de las particularidades de cada país, programas de reforma agraria integral orientada a la efectiva transformación, donde así se requiera, de las estructuras e injustos sistemas de tenencia y explotación de la tierra, con miras a sustituir el régimen de latifundio y minifundio por un sistema justo de propiedad (…)

Mantener una política monetaria y fiscal, sin las calamidades de la inflación o la deflación, defienda el poder adquisitivo del mayor número que garantice la mayor estabilidad de los precios y sea la base adecuada para la promoción de las economías (:…)
Los Estados Unidos por su parte, se comprometen a ofrecer su cooperación financiera y técnica para alcanzar los fines de la Alianza para el Progreso. A tal efecto, proporcionará la mayor parte del financiamiento de por lo menos veinte mil millones de dólares, principalmente fondos públicos, que la América Latina requiere de todas las fuentes externas durante la próxima década para completar sus esfuerzos.

En los doce meses contados a partir del 13 de marzo de 1961, fecha de la primera declaración de la Alianza para el Progreso, los Estados Unidos proveerán fondos públicos por más de mil millones de dólares para contribuir de inmediato al progreso económico y social de América Latina.

Los países de América Latina formularán programas nacionales amplios y debidamente estudiados para el desarrollo de sus economías como las contribuciones de cada uno a la Alianza para el Progreso. (…)

Conscientes de la importancia trascendental de esta declaración, los países signatarios proclaman que el sistema interamericano ingresa a una nueva fase en la que, a sus logros jurídicos, institucionales, culturales y sociales, van a añadirse, dentro de la libertad y la democracia, inmediatas y tangibles realizaciones para asegurar a la presente y a las venideras generaciones del Hemisferio Occidental una vida mejor.
Punta del Este, Uruguay, agosto de 1961.[1]

Cuando transcribía este trascendental documento, me pregunté qué era el Acta de Bogotá. Inmediatamente hice mi búsqueda para entender a qué se refería. El Pacto de Bogotá conocido también como Acta de Bogotá o como “Tratado Americano de Soluciones Pacíficas”. Fue suscrito el 30 de abril de 1948. Este Pacto tiene en cuenta los siguientes medios de solución pacífica de conflictos, que consisten en tres elementos clave: la mediación, la conciliación y el arbitraje.[2] El tratado consolidó uno de los principios fundamentales del derecho internacional, consagrado en el artículo 27 de la Carta de la Organización de los Estados Americanos; en el que se instaba a los países a resolver sus conflictos a través de medios pacíficos, para lo cual debían agotar primero los mecanismos regionales de solución antes de acudir al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Como puede observarse, la iniciativa más que inteligente del presidente Kennedy y sus asesores, concitó el apoyo de los países de la región que temían la expansión del comunismo. Las ideas comunistas tenían en América Latina un gran caldo de cultivo: la pobreza extrema y las grandes desigualdades, sobre todo en el campo.

En el Documento de Punta del Este, como en el discurso de John Kennedy que presentamos en la entrega de la semana pasada, se reconocen las grandes injusticias en el régimen de tenencia de la tierra. No olvidemos que en ese momento la economía de América Latina era fundamentalmente agrícola, muy pocos países habían iniciado sus procesos de industrialización. En esos momentos comenzaba a aplicarse la teoría de Raúl Prebisch: incentivo y protección a las industrias nacionales a través de altas barreras arancelarias.

Otros sectores sociales se unieron a los países y levantaron su voz a favor de la contrainsurgencia y a favor del gran proyecto pacificador que se denominaba Alianza para el Progreso. La prensa de los países, los propios presidentes pronunciaron discursos y dieron declaraciones a favor del programa. Mientras tanto, en Colombia el sacerdote católico y profesor universitario, Camilo Torres Restrepo, se conmovía ante las injusticias. El 18 de octubre de 1965 se incorporó a la guerrilla, y el 15 de febrero de 1966 cayó muerto en su primer enfrentamiento con el ejército colombiano, en el municipio de San Vicente de Chucurí (corregimiento de Patio Cemento, Santander). Se iniciaba la interminable guerrilla, que de izquierda en los 60 terminó siendo narco guerrilla en los 90. El sacerdote revolucionario no imaginó que su inmolación inspirado en el Dios liberador, se degradaría de esta manera. En Cuba se alistaba el Che Guevara para iniciar la revolución en América Latina a través de la guerra de guerrillas. Moriría unos años después en su vano intento por expandir como pólvora su convencimiento de que el pueblo se uniría a sus ideales. Murió en Bolivia en 1967. No cabía dudas, en América Latina se libraba una particular Guerra Fría-

La Alianza para el Progreso era la receta mágica para combatir esos focos revolucionarios. Pero Cuba seguía ahí, aliado a sus rivales, los poderosos del lado este: la Unión Soviética. Por su parte, los demás gobiernos de los países de América Latina comenzaron a hacer sus proyectos. El dinero prometido comenzó a llegar a los países. Pero ese tema lo tocaremos en la próxima entrega, porque el espacio se agotó.

[1] Alianza para el Progreso.
Documentos básicos, PDF MC00160012.
[2] Diego Jofré, ¿Qué es el pacto de Bogotá?, Publicado el 21 enero 2014, http://www.chileb.cl/noticias/
que-es-el-pacto-de-bogota/.

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