¿Cómo cambiaron las jornadas de vacunación en RD?

Hasta principios de los 90, las campañas de vacunación que se desarrollaban en el país desplegaban a miles de promotores del Ministerio de Salud Pública, que “armados” con los denominados termos mochilas, recorrían casa por casa cada rincón&#823

Hasta principios de los 90, las campañas de vacunación que se desarrollaban en el país desplegaban a miles de promotores del Ministerio de Salud Pública, que “armados” con los denominados termos mochilas, recorrían casa por casa cada rincón del país para inmunizar a los niños de 1 a 5 años contra las enfermedades más peligrosas de la infancia, como el polio, el sarampión, la difteria y la tosferina, responsables de causar muerte y discapacidad.

Sin embargo, esa realidad cambió a partir de febrero del 1993, cuando se llamó a la población infantil y mujeres en edad fértil de la capital a acudir a los 1,098 puestos habilitados en clínicas rurales, hospitales, centros y subcentros de salud, iglesias, clubes, empresas y clínicas privadas, dentro de una jornada masiva de vacunación de cuatro días, que buscaba aplicar 2.5 millones de vacunas contra las enfermedades citadas, además del toxoide tetánico.

Según consta en los archivos de prensa de OGM Central de Datos del periódico elCaribe, en las zonas rurales, las autoridades sanitarias decidieron aplicar una estrategia combinada, con visitas casa por casa y puestos de vacunación móviles.

Poco a poco, y con el argumento de que los puestos fijos reducirían los grandes costos de la jornada, se puso fin a la modalidad domiciliaria implementada por el fenecido exsecretario de Salud Pública, durante el periodo 1982-1986, Amiro Pérez Mera, a quien se le atribuye la eliminación del virus salvaje del polio en el país y el establecimiento definitivo de un programa nacional de vacunación.

Código Trujillo: vacunas o prisión
Sin embargo, para la última década de la Era de Trujillo, en la que se registraron grandes epidemias, existía un carácter de obligatoriedad para la aplicación de las vacunas contra la viruela, la fiebre tifoidea y paratifoidea que azotaban la población, y que establecía que todo aquel que no se acudiera al llamado gubernamental podía ser castigado con multas de cinco a RD$25 y encarcelamiento de cinco a 25 días. Era lo que se conocía como el “Código Trujillo”.

Estado asume compra de biológicos
Ya para el año 1995, el país contaba con 700 puestos fijos de vacunación y los biológicos comenzaron a ser comprados con fondos del Gobierno, dejando atrás las donaciones de las agencias internacionales, que hasta entonces habían suplido esa necesidad en el país.

El director del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), ente adscrito al Ministerio de Salud Pública, y responsable de desarrollar las estrategias de prevención de enfermedades prevenibles por vacunas, Zacarías Garib, explica que las campañas casa por casa han mermado en el ámbito urbano, principalmente, por la desconfianza de la población hacia los extraños ante el temor a ser víctimas de la delincuencia.

“No es lo mismo ir a una vivienda en aquel tiempo, e ir ahora, la mayoría tienen la precaución de no dejar entrar a personas extrañas cuando no están los propietarios.
Entonces, eso ha sido parte del inconveniente, que no se da todavía en la zona rural y la suburbana, pero lo que es todo lo urbano, es difícil ir casa a casa. Ese ha sido parte del inconveniente”.

Responsabilidad recae sobre padres
Para Garib lo ideal es que no existan las campañas de vacunación y que la población complete al pie de la letra el esquema básico de vacunación recomendado para el segmento más vulnerable, como son los niños menores de un año y de 1 a 5 años, de manera que no se acumulen déficits y no sea necesario realizar intervenciones masivas para recuperar a los que no alcanzaron la cobertura total.

Garib, habla de que en el país es común que algunos infantes reciban apenas una
o dos dosis de una vacuna que requiere hasta de tres dosis para alcanzar el máximo efecto protector.

“La deserción a veces alcanza una dosis, hay niños que no alcanzan la tercera, tienen la segunda y no la tercera, y son esos criterios técnicos los que definen cuándo hacer una campaña. No es hacerla por hacerla sino en base a la acumulación de susceptibles”, explica el especialista.

Otro criterio para decidir si se hace una campaña de vacunación es si existe contingencia por desastres naturales o si se quiere reforzar la inmunidad de la población frente a una enfermedad determinada, como ocurre actualmente con el cáncer cérvico uterino, que sobreviene como consecuencia del Virus del Papiloma Humano (VPH).

“Estamos trabajando con niñas que tienen 9 y 10 años en el área de más concentración de esa población, que son las escuelas. Aspiramos a que más del 80% y ojalá más, estén concentradas ahí y las escuelas sean el punto de partida. Pero una vez que se termine con las escuelas, la idea es continuar haciendo llamados y colocando puestos en las provincias y en las áreas, diciéndoles dónde están para que vayan las niñas de nueve y 10 años. Lo ideal es que logremos la cobertura máxima con esta cohorte”, resalta.

Saldar deudas acumuladas
Zacarías Garib insiste en que las jornadas de vacunación no necesariamente tienen que ser masivas y casa por casa y que la mayoría de las veces lo que se busca es saldar deudas de cobertura acumuladas, principalmente en lugares apartados del país, o introducir nuevas vacunas, como en este caso con el VPH.

“Las campañas se hacen de acuerdo a la necesidad, por ejemplo, acabamos de hacer una en el 2015, la última contra el sarampión, y en el 2016 hicimos otra contra el polio, poniendo al día la vacunación, entonces ya la estrategia ha sido combinada, hay lugares donde no podemos ir casa a casa y se le hace un llamado a los padres a que vayan a los puestos de vacunación durante esa semana”.

Recuerda que en una ocasión se hizo una campaña contra la tosferina ante la amenaza que existía en otro país del área “y nos adelantamos al evento, y esa la hicimos en las escuelas”, tras recordar que dos veces al año se realizan jornadas antiparasitarias entre los escolares de hasta los 14 años en los centros educativos.

Casi siempre, los países escogen la denominada “Semana Mundial de Vacunación”, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para desarrollar labores colectivas de inmunización.

La viruela se erradicó en 1977
La viruela fue la primera enfermedad en ser erradicada en el mundo en el 1977 y actualmente se busca erradicar por completo el Polio, que aún prevalece en su versión salvaje en Pakistán y Afganistán.

“Todos los países de la región, en esa zona de África están ayudando, y probablemente para el 2018 podamos anunciar otra enfermedad más erradicada. La primera fue la viruela que ya no se habla de eso desde 1977, y ahora, esperamos que en el 2018 se erradique la poliomielitis”.

Zacarías Garib, explicó que en el caso específico de la República Dominicana, desde 2001 no se ha presentado ningún caso de Sarampión, y desde 2006 tampoco hay rubeola, de lo cual se deduce que se ha eliminado. Mientras que, en 1994, el país se certificó libre de Polio.

No obstante, aclara que mientras haya países que tengan la enfermedad, como es el caso de España, donde hay brotes de sarampión, todos estamos expuestos, si no se mantienen coberturas de vacunación elevadas. “Hemos demostrado que vamos bien porque han entrado casos de Europa en años anteriores, y no se ha propagado”.

Deserciones de hasta un 13%
El funcionario reconoce que aunque ha mejorado la conciencia de la población en torno a la importancia de las vacunas, todavía hay grandes deserciones.

“Los que no completan la tercera dosis en el menor de un año a veces ocupan hasta un 12%, un 13%, de padres que no completan su esquema, lo que quiere decir que ellos todavía no están convencidos, o sus ocupaciones no les permiten completar las vacunas”, afirma.

Explica que el promedio de la cobertura de vacunación en el país ronda entre el 84 al 88%, según el tipo de vacuna, siendo la BCG o tuberculosis, que se aplica al recién nacido, la de mayor alcance por encima del 90 y 95%. l

Gobierno cubre de forma gratuita trece vacunas

Actualmente, el PAI, cuenta con 1, 389 puestos de vacunación en donde se aplican de manera gratuita trece vacunas de manera regular: Antipolio, BCG o tuberculosis, la Pentavalente que protege contra la difteria, el tétanos, tos ferina, hepatitis B y meningitis causada por la bacteria Haemophillus influenza tipo b; el Neumococo, Diarrea por Rotavirus, Triple viral o SRP (Sarampión, Rubeola, Paperas), Hepatitis B e Influenza.

También están disponibles de manera gratuita las vacunas contra la fiebre amarilla para los viajeros que viajan hacia zonas endémicas de la enfermedad. Zacarías Garib sostiene que el principal reto del programa es establecer por ley los recursos para la compra de los biológicos, de manera que su flujo sea continuo y no se acumulen déficits en la población.

El Gobierno está comprando todas las vacunas que se necesitan para los menores de un año. Lo que queremos es la regularidad”.
Zacarías Garib Arbaje
director programa de inmunizaciones

 

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