Si hay una problemática nutricional en boga actualmente, en adición a la del sobrepeso y la obesidad, esta es la de las alergias alimentarias. Si cabe duda, basta darse una vuelta por nuestros supermercados para advertir la amplia variedad de productos manufacturados orientados a la población con esas condiciones.
Las alergias alimentarias son parte del incremento de las alergias en las últimas 5 décadas, que han pasado de prevalecer en 1 de cada 30 personas a 1 de cada 3 en la actualidad. Entre las causas de ese aumento de las alergias se citan motivos ambientales, de la producción de alimentos y la falta de lactancia materna. Estos son temas que son motivo de mucha investigación científica actualmente.
Aunque podemos hacer alergias a cualquier alimento, son ocho los que provocan el 90% de todas las alergias a nivel global: leche, trigo, gluten, huevos, maní, soja, frutos secos, crustáceos. Las alergias, aunque más comunes en la niñez, pueden presentarse a cualquier edad. Podemos hacer alergia a un alimento que durante años comimos “sin problemas”.
Este panorama nos llama a estar conscientes de que hoy más que nunca podemos padecer una alergia alimentaria e incluso ignorarlo. No en todos los casos las alergias alimentarias se manifiestan con síntomas inmediatos (como cuando tras comer mariscos se tiene eczema, vómitos, diarrea, dolor de garganta, dolor de cabeza, bajada de presión, etc.), cual es la creencia común.
Muchas veces la reacción es retardada y asociada con síntomas o cuadros mórbidos que nunca asociaríamos con reacción alérgica a alimentos.
Por ejemplo, detrás de padecimientos como: Hinchazón abdominal, congestión, rinitis (pituita), asma, dolores de las articulaciones, dolores de cabeza, diarrea, estreñimiento, irritabilidad, ansiedad, fatiga, depresión, sobrepeso, síndrome del intestino irritable y otras enfermedades inflamatorias del intestino, confusión cerebral, insomnio, alopecia, hipotiroidismo, reflujo, esofagitis eosinofilica, entre muchos otros, puede estar la alergia alimentaria como causa.
Si el médico especialista al que acudimos para tratarnos cualquiera de esos síntomas no tiene conocimientos de nutrición, probablemente no vinculará esos síntomas a alergias alimentarias, pero la información médica vanguardista recomienda descartarlas, pues aunque no siempre esas enfermedades u otras estarán causadas por alergias, es alta la probabilidad de que sí lo sean.
En ese sentido es importante que se trabaje en coordinación con nutricionistas o con alergólogos con experiencia en el manejo de alergias alimentarias para ir a lo seguro.
