Trump

Pasado mañana, ya Donald Trump estará instalado en la Casa Blanca, en Washington, haciendo realidad lo que pocos creían antes del 8 de noviembre, al extremo de que muchos llegaron a decir que era un agente de la campaña de Hillary Clinton, por…

Pasado mañana, ya Donald Trump estará instalado en la Casa Blanca, en Washington, haciendo realidad lo que pocos creían antes del 8 de noviembre, al extremo de que muchos llegaron a decir que era un agente de la campaña de Hillary Clinton, por sus aparentes dislates durante todo el proceso.

Al margen del papel que pudo jugar la inteligencia rusa a su favor, mediante el hackeo de las cuentas del Comité Nacional Demócrata, o la bien orquestada operación de manipulación en las redes sociales mediante mentiras creíbles sobre su contrincante, o el siempre cuestionado sistema de elección de delegados por estados, el exitoso empresario neoyorquino resultó asertivo ante unos electores hostiles a la inmigración, especialmente latina, prestos a acoger un discurso de recuperación de la grandeza estadounidense, o del retorno de los capitales para impulsar la industria y el mercado interno. La mayoría blanca igual apostó a un hombre que también valida su supremacía.

Y ahí está Trump para sorpresa del mundo que no podía entender que la tierra de la libertad, modelo de democracia, acogería las ideas conservadores expuestas groseramente durante la campaña.

El presidente electo ahora no sólo provoca temor a los inmigrantes. Son los estadistas de Europa quienes se preocupan de la orientación de EEUU hacia el proteccionismo, que amenaza a sus multinacionales con aranceles sobre 35% si sus plantas están en el exterior; que llama obsoleta a la Unión Europea, critica el papel de la Organización del Atlántico Norte como valladar europeo frente a Rusia; y asimismo, amenaza con modificar las condiciones de intercambio con la que hasta ahora ha sido gran socia comercial, China, a la cual desafía con desconocer la política de una sola China y coquetea con Taiwán. Y ni hablar de México, al que amenaza con construirle un muro que por demás deberá pagar.

En fin, que todas las políticas twitteadas por Trump están anunciando el fin de la libertad de mercado, un frenazo a la globalización, que puede conducir a una guerra comercial sin precedentes.

Agréguese las implicaciones geopolíticas… El mundo, siempre bajo el influjo de la principal economía, tiembla ante el desconcertante Trump.

¡Suerte, para los pequeños! No más.

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