“Al nacer cada enero”, la clásica composición de nuestro Cheo Zorrilla inmortalizada por el puertorriqueño Danny Rivera, canta a la permanencia y renovación del amor año tras año: “Nuestro amor se hará nuevo al nacer cada enero” y ahora que escucho decir que “este enero no parece enero”, al no sentirse el “friíto” más intenso propio de este primer mes, pienso que su característica más fundamental no apunta al clima sino a su significación motivacional como cierre de un ciclo e inicio de otro. Precisamente en latín enero era “januarius”, derivado de Janus, dios romano de las puertas y los principios y finales, representado con dos rostros, uno que miraba para atrás, el pasado, y otro hacia adelante, el futuro. l

celebraciones como la Altagracia y el nacimiento de Duarte sublimizan a enero, mes odioso que felizmente concluyó ayer. En él suelo inquietarme mucho sobre el presente y el futuro, las preocupaciones económicas se intensifican pues todos los enero los precios suben, máxime saludados por nuevos impuestos. Nada que ver con República Dominicana, por fortuna geográfica, pero si fuéramos un país frío, en enero abundaran los trastornos psíquicos y somáticos por efecto de la más reducida luz solar. Contra la cuesta de enero, una cita de Mahatma Gandhi, nacido en enero: “Casi todo lo que realice será insignificante, pero es muy importante que lo haga”. Frase justa este enero para los dolientes del PRD.