Correo de los lectores

Carta a los legisladoresDistinguidos legisladores: Reciban nuestra felicitación en estas fiestas navideñas y, más particularmente, a esta hora de la historia que los dominicanos esperan de ustedes meditar frente a la…

Carta a los legisladores

Distinguidos legisladores: Reciban nuestra felicitación en estas fiestas navideñas y, más particularmente, a esta hora de la historia que los dominicanos esperan de ustedes meditar frente a la necesidad de colocarse ante Dios a cumplir el compromiso de respetar la vida.

Lo que les pedimos, lejos de ser un emplazamiento, es una invitación abrazada a la esperanza de ayudar al mundo a organizar mecanismos sociales, políticos y morales, que pudieran servir para preservar la vida desde su propia naturaleza.

Ustedes saben que el mundo está convulsionado, desde todos los puntos de vista, incluso hasta la pretensión de cambiar la naturaleza humana entre horrores morales y acciones materiales que sugieren estimar consecuencias verdaderamente apocalípticas y ustedes, distinguidos legisladores, son en esta democracia doctrinaria el poder concebido para esclarecer y encaminar al pueblo por rumbos sociales y filosóficos en la defensa de la vida y de la familia.

Es más, ustedes deben erigirse, así pensamos, en el maestro que no está en las calles ni en las aulas y saben, además, que el pueblo no quiere asesinatos de criaturas; no quiere la muerte de indefensos; no quiere la eliminación de la vida. ¡El pueblo, sencillamente, detesta esas barbaridades!

Aprovechamos esta importante oportunidad para colocar en el corazón de este espacio que en razón de todo y cuanto significa el derecho de nacer, entendemos la razón por la cual la Iglesia no negocia la vida, al amparo de ninguna circunstancia.

Por extensión, invocamos entre múltiples criterios, todo y cuanto pudiera servir como literatura especial para colocarla ante sus ojos congresuales y recordar, por ejemplo, el derecho a la vida en nuestras leyes y enarbolar, además, las respuestas que surgen ante la interrogante de si a la vida humana se le debe acordar el mismo valor y dignidad en todas las etapas del desarrollo.

Tal cosa es respondida por la Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de San José) suscrita y ratificada por la República Dominicana en 1978 y a esos fines, el Estado dominicano se comprometió a cumplir que: “toda persona tiene derecho a que se respete su vida y este derecho será protegido por la ley (artículo 37 de la Constitución) y en general a partir del momento de la concepción”.

Sabemos que ustedes son inteligentes, demócratas, sensatos, independientes y con suficiente fe como para comprender este valioso mensaje del Santo Padre Papa Francisco en su homilía navideña: “dejémonos interpelar por los niños a los que no se les dejó nacer”. ¡Amén!
Martín Almonte
Abogado

Villas Agrícolas

Señor director: En el sector Villas Agrícolas, en la zona alta de la capital, estamos con el grito al cielo por la contaminación a la que estamos expuestos debido a la existencia de un charco de aguas negras en la calle Nicolás de Ovando con Juan Erazo, que además obstaculiza el paso de los peatones y afecta el comercio.
Luis Rojas
Morador

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