Uno de los problemas que más inquietan a los dominicanos, sin excepción, es la inseguridad. En la mayoría de las consultas suele aparecer como un tema más importante que la economía y hasta que el deficitario servicio eléctrico.
En el pasado reciente las autoridades responsables de garantizar la tranquilidad ciudadana se conformaban con decir que esa preocupación está asociada a una mera percepción de la realidad. Algunos de esos actores han llegado a afirmar que los medios tienden a estimular la percepción de inseguridad.
La semana pasada recibimos una noticia con alegría, aunque no nos atrevemos a celebrarla demasiado, por temor a que se deshaga, así, como si fuese una mera ilusión. No está de más, en cualquier caso, considerarla, porque tiene que ver precisamente con esa preocupación. Y además, de ser efectivamente como nos han dicho el jefe de la Policía Nacional y el procurador General de la República, estaríamos en una situación nueva.
Desde diciembre, según el mayor general Manuel Castro Castillo, la tasa de criminalidad ha descendido de un 20% por cada cien mil habitantes, a un 16.9%. Una información muy estimulante. Según la data del procurador Francisco Domínguez Brito, el descenso fue mucho más marcado en febrero, un 14.28% por cada cien mil habitantes.
Todavía tenemos tasas altas de criminalidad en San Francisco de Macorís, Santiago, Santo Domingo, San Cristóbal y La Altagracia, pero en general, el cuadro que se nos presenta nos anima a creer que el clima de seguridad tiende a mejorar.
Un mayor esfuerzo en los programas de prevención puede contribuir a aproximarnos a esa gran aspiración de vivir algo tranquilos. Ayudaría a fortalecer el clima de confianza tan necesario para todo, para la convivencia entre los vecinos y para quienes nos visitan. Turistas y potenciales inversionistas que ven oportunidades en República Dominicana.
Insistir en la prevención, en mejorar la operatividad de los organismos represivos, y disminuir la letalidad de los mismos agentes en el desempeño de su misión, más una actitud colaboradora de la ciudadanía, de adopción de mecanismos propios de vigilancia y protección, pueden asimismo ayudar en la búsqueda de la tranquilidad que todos anhelamos.