La anhelada seguridad

La Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar-2015) revela que el 74.6% de los encuestados consideran que la delincuencia es el principal mal que aqueja a los  dominicanos. Nada nuevo, excepto el elevado porcentaje, porque es…

La anhelada seguridad

Uno de los problemas que más inquietan a los dominicanos, sin excepción, es la inseguridad. En la mayoría de las consultas suele aparecer como un tema más importante que la economía y hasta que el deficitario servicio eléctrico.En…

La Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos Múltiples (Enhogar-2015) revela que el 74.6% de los encuestados consideran que la delincuencia es el principal mal que aqueja a los  dominicanos. Nada nuevo, excepto el elevado porcentaje, porque es demasiado visible. Estamos todos bajo ese flagelo, más acuciante que el desempleo, la corrupción y las limitaciones para alimentarse y tener acceso a servicios fundamentales como salud y educación. El Gobierno puede decir que ha alcanzado determinados logros, pero todo eso se desvanece hasta que encuentre el camino de devolver la tan anhelada seguridad, tan deteriorada, a unos extremos que pocos podían imaginar. Y lo peor: el Gobierno sigue sin un plan cierto para contener la inseguridad. 

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Uno de los problemas que más inquietan a los dominicanos, sin excepción, es la inseguridad. En la mayoría de las consultas suele aparecer como un tema más importante que la economía y hasta que el deficitario servicio eléctrico.

En el pasado reciente las autoridades responsables de garantizar la tranquilidad ciudadana se conformaban con decir que esa preocupación está asociada a una mera percepción de la realidad. Algunos de esos actores han llegado a afirmar que los medios tienden a estimular la percepción de inseguridad.

La semana pasada recibimos una noticia con alegría, aunque no nos atrevemos a celebrarla demasiado, por temor a que se deshaga, así, como si fuese una mera ilusión. No está de más, en cualquier caso, considerarla, porque tiene que ver precisamente con esa preocupación. Y además, de ser efectivamente como nos han dicho el jefe de la Policía Nacional y el procurador General de la República, estaríamos en una situación nueva.

Desde diciembre, según el mayor general Manuel Castro Castillo, la tasa de criminalidad ha descendido de un 20% por cada cien mil habitantes, a un 16.9%. Una información muy estimulante. Según la data del procurador Francisco Domínguez Brito, el descenso fue mucho más marcado en febrero, un 14.28% por cada cien mil habitantes.

Todavía tenemos tasas altas de criminalidad en San Francisco de Macorís, Santiago, Santo Domingo, San Cristóbal y La Altagracia, pero en general, el cuadro que se nos presenta nos anima a creer que el clima de seguridad tiende a mejorar.

Un mayor esfuerzo en los programas de prevención puede contribuir a aproximarnos a esa gran aspiración de vivir algo tranquilos. Ayudaría a fortalecer el clima de confianza tan necesario para todo, para la convivencia entre los vecinos y para quienes nos visitan. Turistas y potenciales inversionistas que ven oportunidades en República Dominicana.

Insistir en la prevención, en mejorar la operatividad de los organismos represivos, y disminuir la letalidad de los mismos agentes en el desempeño de su misión, más una actitud colaboradora de la ciudadanía, de adopción de mecanismos propios de vigilancia y protección, pueden asimismo ayudar en la búsqueda de la tranquilidad que todos anhelamos.

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