Cuando los vecinos aplaudan a la AMET

Retenido en los tapones que ya son parte de la cotidianidad de quienes estamos obligados a utilizar las calles de la Ciudad Imposible heredada de Roberto Esmérito Salcedo Gavilán, muchas veces me pregunto si las autoridades de este país se han…

Retenido en los tapones que ya son parte de la cotidianidad de quienes estamos obligados a utilizar las calles de la Ciudad Imposible heredada de Roberto Esmérito Salcedo Gavilán, muchas veces me pregunto si las autoridades de este país se han detenido a pensar lo que significa el caos que existe en el tránsito vehicular en Santo Domingo.

Por la manía que tengo de cuantificar los temas he tomado nota durante dos semanas del tiempo consumido en las taponadas calles trasladándome de un lugar a otro en gestiones profesionales de la empresa.

La primera semana del conteo, de los cinco días, sólo me moví por la ciudad cuatro y consumí 9:15 (nueve horas, quince minutos). Mi tiempo útil se redujo por lo menos media jornada y en vez de cuatro días, trabajé 3.5, considerando que en tiempos mejores pasados, habría gastado –como mucho- tres horas.

La segunda semana salí a la calle cinco días y consumí 12:30 (doce horas y media). Utilicé el equivalente a una jornada laboral. Hoy, una reunión de una hora consume tres y súmele a esto el costo del estrés en la salud. ¿Quién responde por esto?

He escuchado que en breve tendremos una nueva ley de tránsito y esto ayudará a resolver el problema. Me pregunto si esa ley atacará las principales causas. Por ejemplo, que hoy es más importante comprar un carro que una casa, a lo que hemos llegado por la carencia de un transporte colectivo decente y eficiente. Los despistados afirman que eso de comprar un carro es parte de la “comparonería” de los dominicanos. Quienes eso dicen deben pensar cómo sería su vida en esta selva de cemento sin auto. Tengo una experiencia aleccionadora que compartir con mis lectores. La calle en que vivo tiene tres cuadras entre la Churchill y la Lincoln. En los últimos dos años este trayecto se tapona casi todo el tiempo porque los conductores parquean en paralelo y de los tres carriles para circular queda uno.

En las últimas dos semanas agentes de AMET han impedido, con drásticas acciones, el parqueo en la acera sur que tiene las señales que lo prohíben. Así ha desaparecido el tapón de 7 a 9 y el tránsito vehicular es fluido. Más tarde, sin AMET, el lado de mi calle con el NO ESTACIONE se llena de autos. ¿Se puede? Sí, y en las mañanas los vecinos aplaudimos a los agentes. Hacer cumplir las reglas sí ayudaría. En mi cuadra no existiría un restaurante y una empresa de comunicación sin la pírrica cantidad de parqueos que exigen las obsoletas reglas aprobadas hace más de 30 años, tendríamos siempre dos de tres carriles para circular y no habría tapones.

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