Mucha gente, de esa que solo pulula en los centros urbanos, no tiene la menor idea de la magnitud de los daños causados por las recientes manifestaciones de la naturaleza a la agricultura, la productividad y la economía. Sería bueno que lo pensáramos un poco antes siquiera de abrir la boca para criticar. Señores: Esto es grande…
Joaquín Ricardo
El ejercicio de la política, es inusual que vaya acompañado de la decencia, el buen comportamiento y el comedimiento. Claro está, no sería responsable generalizar, porque ahí, al igual que en toda actividad humana, se cumple la regla de las excepciones. Es por esa, entre otras razones, que soy dado a resaltar la actitud de aquellos que son políticos y lo hacen con respeto hacia los demás, no son conflictivos y es extraño verlos involucrados en inconductas y confrontaciones. Sin embargo –eso sí- hay que decir que esos quizás son los menos, y talvez a quienes menos se aprecia y pondera en las mesas de los repartos, producto de los acuerdos, convenios y alianzas político-partidarias. Por ejemplo, un notorio y notable discípulo aventajado y por demás pariente del presidente Joaquín Balaguer, de los dirigentes de esa organización que pueden conceptualizar y tratar con propiedad los temas que son inherentes al ejercicio político, pero al que en las alianzas han mantenido “de lejitos” para dar la cara por esa corriente partidaria en el ejercicio de funciones públicas es el licenciado Joaquín Ricardo García, un ícono de esa organización y muestra viviente de la amabilidad, la solidaridad y la cortesía. ¡Aaah!, pero puede ser que para quienes medran y sobresalen gracias a la ejecución de pactos y tratativas no conviene que figuras así brillen y tengan preeminencia. Otros ejemplos similares los hay en todas las organizaciones políticas del sistema partidarista dominicano. Hago estas reflexiones, luego que un amigo me razonara que “viendo eso, ¿valdrá la pena ejercer la política?”. Sea usted el jurado, como diría Alberto Amengual…
