La artesanía; difusión de tradiciones y costumbres del folklore dominicano (1 de 6)

Punta Cana.- El arte con las manos o la artesanía, cada día más se apodera de los cinco sentidos, de la creatividad, diseños, colores, materiales que reciclables o no, toman la forma y el fondo, transmitiendo distintos mensajes como amor, alegría,&#8

Punta Cana.- El arte con las manos o la artesanía, cada día más se apodera de los cinco sentidos, de la creatividad, diseños, colores, materiales que reciclables o no, toman la forma y el fondo, transmitiendo distintos mensajes como amor, alegría, invención, carisma y cualidades propias de las culturas y sus habitudes.

Las nostalgias que se vuelcan en los relicarios, las cosas añejas o los recuerdos memorables que recuperadas y devuelta a la realidad asumen sentimientos y pensamientos que en las dos manos del hombre o la mujer comunican invaluables sueños, promesas, aspiraciones, cooperaciones, enseñanzas.

Las creaciones cobran vida por medio de las voces de los artesanos que con sus piezas inéditas y de manera magistral: cortan y tallan diversas maderas, pulen el barro o moldean la cerámica; hasta lograr la más plena manifestación folclórica, humana, religiosa, social, antropológica y étnica que compone el espíritu de las sociedades.

En la región Este, los artesanos o maestros del ‘arte de trabajar con las manos’ no se detienen y las piedras preciosas también acaparan atención y espacio creativo para fabricar anillos, aretes y gargantillas en Larimar y Ámbar, o collares en madera o semilla de samo; y otros empujes que dinamizan el abanico artístico artesanal o ‘hecho a manos’.

El recorrido cultural que presentaremos a continuación sumerge al lector en el fascinante y auténtico mundo de la artesanía dominicana, y su relación con el turismo, la cultura, historia y sociología. Como sus ideólogos han trascendido formando parte de un grupo selecto de orfebres de calidad innata.

Margarita Medina Taller, propietaria de ‘Manos Creativas’ es oriunda del campo Samangola de la provincia San Cristóbal, y en la actualidad, exhibe su última colección ‘Añoranzas’ que también apoya el desarrollo de jóvenes talentos que incursionan en la artesanía quienes con piezas simples y rústicas crean elementos que transforman con sencillos detalles y buen gusto.

“Añoranzas” es el rescate de objetos como el colador de café de tela rudimentario, la caja de limpiabotas, la husmeadora (jumiadora) o lámpara campesina, macutos en guano, muñecas sin rostros, de cerámica, cojines con temas tropicales como las playas del Caribe y la vegetación, pintura sobre tela, Jarros de aluminio y otras innovaciones ‘pintadas a manos’.

“Es la búsqueda de proyectar nuestra identidad cultural mostrando expresiones de nuestra cultural como un valor que debe preservarse”, animó la experta artesana, quien heredó la habilidad artística de su madre.

La original artesana dijo que fabrican souvenirs personalizados y corporativos o para empresas, eventos   respetando las políticas de las mismas, además objetos utilitarios y decorativos tradicionales como emblema del pueblo dominicano.

“La Caja de Limpiabotas es construida en madera, de forma hexagonal, anteriormente, fabricada por los desechos de caja de arenque o bacalao en la que se colocan los utensilios para lustrar o limpiar los zapatos, que también se usa como medio de producción”, amplió Medina.

La intención de la colección “Añoranzas” es brindar una reflexión a través de los mensajes sensibilizadores o educativos que colocan en cada una las piezas creadas por Margarita Medina Taller, para de esta manera, cumplir con la cuota de responsabilidad social, de igual modo, trabajando con asociaciones de mujeres campesinas.

Los conceptos y manifestaciones artesanales para añorar como la bandeja del desayuno como lienzo para plasmar las casas campestres, las figuras de diablos cojuelos, formas de empaques. Se añoran las tradiciones de los abuelos y los ancestros, lo antiguo y de uso cotidiano en el campo.

Es mantener el romance pueblerino que se desvía con la lluvia tecnológica y distrae a las nuevas generaciones de sus raíces que deben conocerlas y preservarles. Ejemplo, la casa típica o vivienda campesina dominicana que engalana los campos con su colorido y gracia. Medina las construye de madera del árbol de Palma Cana y techada de las hojas o la yagua.

El árbol del Flamboyán también juega un importante rol en la pintura y artesanía del taller de Margarita Medina. Son elementos que resaltan el paisajismo rural que plasman pintores y artesanos como ambiente de luz, vegetación y vida.

Como respeto al medioambiente, en el atelier de artesanía de Medina Taller, se trabaja con desechos de madera de ebanistería dándole paso al reciclaje valiéndose de personas que producen la güira que son pintadas pero fabricadas de latas de aceite… El papel de periódico es la base para trabajar las ‘caretas de diablos cojuelos’

“La güira no es más que el instrumento que usamos para darle ritmo a nuestro merengue, nosotros la rescatamos dándole color y forma”, ponderó la empresaria y maestra.

Al igual que las jumiadoras, que se usaba en los campos para iluminar las noches. Sustituida por el bombillo eléctrico”.   Aportó que era un repelente por excelencia por espantar los mosquitos y zancudos por el humo que expedía el artefacto casero.

Dijo que el jarro esmaltado o de aluminio es idóneo para beber leche, agua, chocolate o café, como los abuelos, “conserva lo frio como lo caliente”.

Otra pieza decorativa y expresión dominicana es el pilón de madera, ideal para majar los condimentos que dan sabor a la gastronomía criolla que es tan variada. El macuto y el sombrero básicos para recoger los frutos y cultivos agrícolas, guarecerse del sol.

“Fabricamos las maracas del Higüero, que es otro instrumento insigne del ritmo autóctono,  que deriva de una planta de fruto globoso y por medio de este se confeccionan cucharas, bandeja para limpiar el arroz”. Sostuvo que tras la caída de los arboles aprovecha sus ramas y el tronco, obteniendo piezas para pintar o plato base.

Inicialmente, estaba sola en su taller. En la actualidad, 14 jóvenes que emigran de los campos buscando mejor calidad de vida colaborando y aprendiendo de las experiencias artísticas que satisfacen como parten de sus necesidades, son multiplicadores.

El taller de capacitación dirigido a jóvenes con edad productiva pero que presentan discapacidad como el autismo, con Síndrome de Down o con el habla,  que a través del programa de Inserción Laboral le desarrollamos una línea pequeña para los mismos quienes venden sus piezas en actividades que participa el taller.

“Este proyecto es autosostenible, ellos mismos compran sus materiales, pinturas, sillas, abanicos, pinceles. Se sienten felices al saberse útiles”, finalizó.

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