El presidente ante la ONU

El presidente Danilo Medina intervino ante la Asamblea de las Naciones Unidas desde una posición propia de un líder responsable que entiende los nuevos tiempos, como representante de los pueblos que aspiran alcanzar mejores niveles de vida en un…

El presidente Danilo Medina intervino ante la Asamblea de las Naciones Unidas desde una posición propia de un líder responsable que entiende los nuevos tiempos, como representante de los pueblos que aspiran alcanzar mejores niveles de vida en un mundo más humano, en el que haya relaciones justas y no donde todo se decida desde la perspectiva de las naciones ricas y poderosas que imponen agendas y reglas en todas las materias para su particular beneficio.

Los países ricos que imponen políticas a los países pobres, hablan de liberalización de mercados, pero sobre un mar de subsidios en el que navegan sus productores, en desmedro de sus similares de las naciones menos favorecidas.

Mientras los países ricos protegen a sus productores, pretenden que los países pobres sometidos a acuerdos de libre comercio desmonten cualquier sistema de protección a sus competidores nacionales. Pretenden medidas estrictas de cumplimiento de los tratados, pero los grandes países entienden que pueden hacer cuanto quieran.

Magnífica la determinación de revisar los acuerdos en tanto resulten lesivos a los intereses nacionales.

“Se quiere que nosotros, los países en vías de desarrollo, eliminemos la protección a los bienes industriales, pero ellos no eliminan los subsidios agrícolas”. ¡Pura hipocresía!

En los próximos cinco años, denunció, que Estados Unidos empleará un promedio anual de US$97,800 millones en subsidios agrícolas y la Unión Europea dedicará 408 mil millones de euros para subsidiar a su sector agropecuario en el período 2014-2020.

“En vez de permitir estas distorsiones del mercado, en vez de hacer declaraciones retóricas, los países desarrollados deben dar pasos concretos para llevar a la práctica el ideal del comercio libre y justo”, proclamó.

Esa conducta no sólo es única en materia comercial. También se habla de unos valores que sólo sirven para influir convenientemente en todo el mundo.

Saludamos ese discurso de defensa de los intereses de los países pequeños. Y esperemos que conduzca a una revisión justa de tratados que se venden como instrumentos de desarrollo, pero que sirven para perpetuar unas relaciones sólo convenientes a las naciones ricas.

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